PROYECCIÓN ESPECIAL
Surviving 9/11 (título provisional) (Arthur Cary, 2021) es una producción de BBC One que tiene previsto su estreno a finales de agosto, y que se acerca a varios supervivientes de los atentados o familiares de víctimas que se enfrentan a un trauma que permanece no solo por el recuerdo personal sino por tener como origen uno de los acontecimientos históricos al que se hace referencia de forma constante en los medios de comunicación. Al mismo tiempo, es una propuesta que puede encontrarse con la dificultad de una aproximación demasiado habitual sobre el testimonio de quienes vivieron la tragedia en primera persona. Pero Arthur Cary consigue establecer una narración que a veces esquiva los lugares comunes, especialmente cuando se acerca a entrevistados británicos. La artista Vanessa Lawrence trabajaba en un estudio situado en la Torre Norte del World Trade Center, y confiesa que en 2002 comenzó a pintar un cuadro que mostraba el horizonte de Nueva York desde la ventana de su estudio: "Es una recreación de una pintura que perdí aquella mañana. Un paisaje que ya no existe, pero estuve allí aquella mañana y necesitaba rehacerlo. Aunque no creo que sea capaz de terminarlo".La película es más interesante cuanto más se aleja de la descripción de los acontecimientos, que ya hemos visto en numerosas ocasiones, y a los que no aporta un enfoque diferente. En este caso, conforme los testimonios se refieren más al presente, a la convivencia con el trauma después de veinte años, más complejo e interesante se vuelve el documental. Martin Campbell y Matt Campbell perdieron a su hijo y su hermano Jeff respectivamente en el ataque a las Torres Gemelas, pero su forma de asumir el dolor es muy diferente. El primero conmemora cada año el aniversario de la muerte de su hijo visitando una zona montañosa de Gales en la que se encontraba cuando ocurrió la tragedia. "Jeff era el centro de la familia, y el efecto en la familia fue devastador". A diferencia de su padre, Matt Campbell ha sobrellevado el dolor recopilando teorías de la conspiración sobre los atentados. Ambos (la madre no aparece en el documental) confiesan que nunca han tenido una conversación profunda sobre la muerte de Jeff. El duelo lo han experimentado de forma separada. Arthur Cary dirigió hace unos años otro documental centrado en los supervivientes, The last survivors (Arthur Cary, 2019), que tenía como protagonistas a los supervivientes del Holocausto. Y posiblemente esta experiencia le permite realizar un acercamiento más personal, que el formato de noventa minutos contribuye a establecer un arco narrativo clásico pero efectivo. En ocasiones hay primeros planos del ojo de algunos supervivientes, testigos de la tragedia, como un reflejo de las imágenes que quedan en la memoria. Hay también algún apunte político, como cuando George Bush utilizó a Tom Beemer como representante de la resistencia de los pasajeros del vuelo United Airlines 93, que se estrelló en Pensilvania, quedando el resto de ellos y la tripulación en un segundo plano. Es un acercamiento más convencional, que crece desde la perspectiva del presente.9/11: One day in America (Daniel Bogado, 2021) es una serie de televisión de tres episodios producida por National Geographic en colaboración con el 9/11 Memorial & Museum, lo que le permite acceder a grabaciones que ha ido recopilando esta institución, con imágenes inéditas de los acontecimientos que permite realizar una narrativa clara de lo que ocurrió casi minuto a minuto. Sheffield Doc Fest ha estrenado el primer episodio de esta serie, titulado "First response: 5:58am-9:50am", que también se incluye en la programación del Tribeca Film Festival que comienza mañana, un festival que nació en 2002 para intentar recuperar la actividad económica y cultural de la zona cercana al World Trade Center. Visto este primer episodio, podemos decir que posiblemente será una de las series documentales más relevantes de este año, porque ofrece una experiencia aterradora desde el punto de vista en primera persona de quienes vivieron la tragedia.
La serie está producida por T.J. Martin y Daniel Lindsay, ganadores del Oscar por Undefeated (2011), y directores también de LA 92 (2017) y más recientemente Tina (2021), y cuenta con la ventaja que le proporciona disponer de horas y horas de grabaciones, muchas de ellas inéditas, que se mezclan con testimonios de algunos de los protagonistas de esas imágenes, como un oficial de bomberos que se convierte en el hilo conductor del episodio, ya que existe numeroso material grabado de su trabajo de coordinación de los equipos. No es un documental fácil de ver, porque la plasmación de los acontecimientos desde el interior provoca un gran efecto emocional, a veces con escenas que resultan terroríficas, como cuando los equipos de bomberos que se encuentran en el vestíbulo de una de las torres gemelas comienzan a escuchar golpes atronadores, que provienen de los cuerpos que están cayendo desde las plantas superiores del edificio. La estructura de la narración sigue, minuto a minuto, el desarrollo de los acontecimientos, e incluye también grabaciones en audio desde el interior de los aviones que fueron secuestrados, y que sirven como enlace entre diferentes espacios de tiempo. Posiblemente 9/11: One day in America podrá tener críticas en relación con una cierta recreación en la tragedia, pero después de veinte años el acceso a estas imágenes, que tienen un efecto igualmente devastador, sirva para entender mejor la verdadera naturaleza de la zona de guerra que fue Nueva York, convertida por un día, en lo que Irak se convirtió durante años. INTO THE WORLDLas consecuencias que los atentados provocaron en la lucha antiterrorista, y sus posteriores abusos, están reflejadas en In the shadow of 9/11 (Dan Reed, 2021), del que hemos podido ver un "work in progress" cuya banda sonora y efectos de postproducción aún se encuentran en proceso de conclusión. Se trata del último documental del director británico Dan Reed, que estrenó hace unos años el controvertido Leaving Neverland (Dan Reed, 2019) estrenado en HBO, en el que trataba de forma directa a Michael Jackson como un pedófilo. En este caso se trata también de un documental de investigación que tiene como protagonistas a los conocidos como Liberty City Seven, miembros de un grupo religioso con sede en Miami que fueron detenidos en 2006 por el FBI acusados de terrorismo tras una investigación encubierta. Anunciado como el resultado de un gran trabajo antiterrorista, tuvieron que celebrarse tres juicios porque dos de ellos fueron desestimados por los jurados ante la falta de pruebas.
Lo que resulta significativo de este caso es que a los miembros del grupo no se les acusó porque tuvieran ninguna conexión directa con Al Qaeda (ni siquiera se encontraron armas en su sede), sino porque tras despertar sus sospechas, dos informantes del FBI se hicieron pasar por dirigentes islámicos para conseguir la colaboración de este grupo en la vigilancia de edificios públicos en Chicago (supuestamente para un posible atentado). Y aunque la actitud de los miembros era en cierta manera colaborativa, lo cierto es que nunca tuvieron armas ni trataron de conseguirlas y su única conexión con Al Qaeda fue a través de los agentes encubiertos. El documental ofrece la versión de los miembros de los Liberty City Seven, pero también de algunos agentes del FBI que participaron en la investigación. El caso de Liberty City es significativo de la forma en que el 11-S influyó en el grado de libertad que el FBI adquirió a lo largo de los años para llevar a cabo operaciones de dudosa legalidad, con cientos de acusaciones a personas que nunca tuvieron una relación directa con Al Qaeda. "El objetivo no debe ser convertir en terrorista a alguien que no es un terrorista", comenta Michael Mullaney, Jefe de Contra-terrorismo del Departamento de Justicia (2005-2019). El propio Subdirector del FBI John S. Pistole (2004-2010) afirma que las intenciones del grupo eran "más aspiracionales que operativas. Nunca creí que pudieran hacer algo basándome en lo que había visto". El documental, que a pesar de sus casi dos horas de duración, consigue mantener el interés basándose en las entrevistas y en imágenes de las cámaras ocultas con las que se realizó la investigación del FBI, plantea notables dudas sobre la efectividad de las actividades antiterroristas llevadas a cabo en la era post 11-S. Aunque no está directamente relacionado con el 11 de septiembre de 2001 (o quizás sí) Who we are: A chronicle of racism in America (Emily Kunstler, Sarah Kunstler, 2021) es un documental-conferencia que aborda de forma apasionante el perfil de unos Estados Unidos que ha reconstruido su propia historia para elaborar una narrativa en la que se intenta que el racismo no se vea como un problema endémico, sino como un hecho episódico que se condena desde una perspectiva exterior. Pero para Jeffrey Robinson, abogado y subdirector de la ACLU (Asociación de Libertades Civiles Americanas) la única forma de acabar con el racismo en su país es renunciar a los privilegios que se han otorgado a los blancos, y que permanecen aún hoy en día en la sociedad norteamericana. El documental se sostiene en una conferencia que ofreció el abogado en la sala Town Hall de Broadway, que forma la parte central de la película, pero se alimenta de numerosas entrevistas y de imágenes de archivo componiendo un conjunto menos espeso de lo que podría parecer en un principio. Las hermanas directoras ponen su película al servicio de su protagonista, porque su personalidad y el contenido de su conferencia es lo que realmente destaca.
Primero porque la capacidad de Jeffrey Robinson como conferenciante es notable, pero sobre todo porque su exposición está apoyada en hechos y datos históricos que confrontan las versiones que se han ido construyendo posteriormente, elaborando una narrativa muy atractiva sobre la necesidad de conocer los hechos históricos desde sus fuentes, no a través de interlocutores. Su conferencia tiene como lema una frase escrita por George Orwell en su novela 1984 (1949): "Quien controla el pasado, controla el futuro". La película aborda una gran cantidad de temas, desde el asesinato de Martin Luther King en Memphis (la ciudad donde nació Jeffrey Robinson) hasta las referencias de Donald Trump al presidente Andrew Jackson justificando la Guerra Civil, desde el cambio de la letra del himno norteamericano, que en un principio hacía referencia al racismo, hasta la matanza de Tulsa en 1921, cuando residentes blancos atacaron viviendas y negocios de personas negras, y que ha pasado a la historia como los "disturbios de Tulsa", evitando la realidad de que no fue un enfrentamiento entre blancos y negros, sino una masacre de blancos contra negros. La conferencia se alterna con un recorrido que realiza Jeffrey Robinson por los lugares en los que vivió, sabiendo que fue un privilegiado por tener unos padres que consiguieron garantizar cierta seguridad a su familia (su última casa fue comprada por unos amigos blancos que consiguieron un mejor precio que el que los dueños ofrecían a los compradores negros). En este viaje se abordan otros temas conflictivos como las razones reales de la Guerra Civil americana: "En el Estado de Texas, representantes políticos están tratando de promover leyes que obliguen a los profesores a enseñar que la esclavitud fue una razón secundaria de la Guerra Civil", dice Robinson. Y como consecuencia la controversia sobre la existencia de monumentos a los instigadores de este racismo, como Nathan Bedford Forrest, fundador del Ku Klux Klan, que es reconocido con varias estatuas a lo largo de los diez estados sureños. Jeffrey Robinson construye con clarividencia una especie de caso en contra de los Estados Unidos, demostrando con hechos históricos de qué forma la narrativa se ha ido transformando para adaptarse a una visión más suave del conflicto racial. "Este seguramente será un documental que no permitirán exhibir en algunas escuelas", decía Jeffrey Robinson en el Q&A posterior a la proyección. Pero es sin duda una lección apasionante sobre la reescritura de la Historia, y sobre la necesidad de regresar a las fuentes para entender el presente desde la realidad del pasado.