Sherlock Holmes no pasa de moda, está ahí, recurrente, en reediciones de las novelas de su creador, Sir Arthur Conan Doyle, en películas y series. Leer una de las aventuras de este inglés elegante e inteligente (lástima que también sea misógino) es siempre una delicia. Acabo de terminar El Valle del Terror, libro que me causó una obsesión importante durante un par de días y, por tanto, un abandono de mis responsabilidades diarias. Esta novela cuenta con los ingredientes de ironía e intriga propias del resto de la serie, pero, además, utiliza un flash back que duplica el valor de la aventura. La historia parte de un asesinato en un antiguo castillo, rodeado por un foso y con un puente levadizo que en el momento del crimen estaba subido. En el pasado puede que esté la respuesta del enigma.
Cada vez que recupero la voz de Holmes en mi imaginación me viene a la mente la serie protagonizada por el gran actor inglés Jeremy Brett y que se emitió durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado. Ninguna ha podido superar esta versión, y mucho menos el personaje reconvertido en James Bond que han creado para las dos úlitmas películas hollywoodienses sobre esta figura clásica de la literatura. Jeremy Brett, que falleció en 1995, era la elegencia, ironía, incluso la crueldad que destila el personaje de Doyle y construía un detective que, pese a su manifiesto rechazo por las mujeres, termina enamorando. Jeremy Brett será siempre él, el auténtico, el carnal Sherlock Holmes.
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