Hay algunos personajes de la literatura cuya fama es mayor que la de sus autores. Éste es el caso de Peter Pan o de Sherlock Holmes. Todo el mundo conoce al famoso detective creado a principios del siglo xx por Sir Arthur Conan Doyle. Lo curioso de la creación de este personaje es la relación que se entabla entre él y su creador. En artículos pasados se ha mostrado que hay personajes reales que saltan al mundo de la leyenda y de la ficción, pero Holmes y Doyle son la representación del caso contrario. Es la ficción la que se presenta como real y Sherlock vuelve a la vida a pesar de los deseos de su creador.
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Arthur Conan Doyle y el nacimiento de Sherlock Holmes.
Arthur Conan Doyle nació en Edimburgo en 1859. Su padre era alcohólico, por lo que fue su madre la que se encargó de su educación y de inculcarle el amor a la lectura. Fueron unos tíos suyos quienes costearon sus estudios. Al terminar la etapa de escolarización abandonó la fe católica, en la que había educado, y se orientó hacia la ciencia. Al estudiar medicina esta vocación por la ciencia y la razón se acrecentó. Además es en la facultad de medicina donde conoció a su mentor, Joseph Bell, que jugó un papel importante en la creación del personaje de Sherlock Holmes.
Al haber abandonado la fe católica sus tíos se negaron a ayudarle a asentarse en Londres. Esto le ocasionó ciertos problemas económicos al comienzo de su carrera. Conoció a su primera mujer, Louise Hawkins, atendiendo a su hermano por meningitis cerebral y que murió a causa de su enfermedad. Pero Louise también moriría unos años después. Conan Doyle volvió a casarse con Jean Leckie en 1906.
El trabajo no le iba excesivamente bien, ya que tenía pocos clientes y solía fiar a muchos de ellos. En sus ratos de ocio escribía novelas de aventura y otros escritos que publica por algún dinero. De ahí la anécdota de que escribió los relatos sobre Sherlock mientras esperaba a que llegaran los clientes. Ante las penurias económicas Doyle decidió escribir algo más serio. De esta forma en 1886 apareció Estudio en escarlata la primera novela protagonizada por Sherlock Holmes. Doyle pretendía dar vida a un detective que se sirviera de la ciencia y de la deducción para resolver sus casos.
Sherlock tiene rasgos no sólo del propio Doyle, sino de Auguste Dupin, el detective creado por Edgar Alan Poe, y del mentor de Arthur en la Universidad, el profesor Joseph Bell. La idea del personaje de Holmes era crear a un hombre cuya inteligencia le hiciera resolver aquellos casos, cuya solución escapaba a los demás. La ciencia, que era para Doyle un eje fundamental, jugaría un papel clave en las historias. La solución a la que llegaba el detective era fruto de la deducción y la observación. El azar, que era una pieza bastante común en las novelas policiales de la época, quedaba fuera de la ecuación.
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La influencia de Edgar Alan Poe.
Es innegable que Sherlock Holmes le debe mucho al personaje de Poe Auguste Dupin. Dupin, al igual que el famoso detective de Baker Street 221B, se sirve de la ciencia y la deducción para resolver sus casos. La primera historia de Dupin salió en 1841 y se tituló Los crímenes de la Calle Morgue. Doyle conocía la obra de Poe y de ahí tomó la idea de un detective totalmente cerebral.
El caso del investigador de Poe es además un misterio de habitación cerrada, que a partir de este relato se ha convertido en un clásico de las historias policiacas. Doyle reelabora la historia en su segunda novela El signo de los cuatro. Donde tiene que explicar el asesinato de un hombre encerrado en su propio cuarto. Si en la aventura de Poe era un orangután el causante del asesinato de las dos mujeres, en la narración protagonizada por Sherlock se trata de un Tonga, un pigmeo de las Islas Andaman.
En la historia de la Carta robada Dupin averigua donde se esconde la misiva a la vista de todo el mundo y consigue hacerse con ella proponiendo una distracción. Un ardid similar utiliza Sherlock para averiguar dónde guarda Irene Adler la fotografía. En este relato es la palabra ¡Fuego! acompañada de la bomba de humo que arroja el Dr. Watson por la ventana.
Pero no son sólo las historias que toma Doyle de los relatos de Edgar Alan Poe, sino también ciertos rasgos del personaje. Tanto Dupin como Sherlock poseen una serie de excentricidades, que es precisamente lo que llama más la atención del personaje. Ambos están descritos como si tuvieran una personalidad dual. Sherlock pasa de ser un hombre de acción totalmente involucrado en sus casos a un estado de dejadez e inactividad, que sólo se ve estimulado por las drogas. Aunque gracias a la influencia de Watson Holmes deja su adicción a la cocaína.
En la última adaptación de Holmes llevada a cabo por la BBC se ve un Sherlock aún más excéntrico que el proponía Doyle en sus obras y se le achaca en algún episodio tener un síndrome de asperger, que es un caso leve de autismo. En esta popular serie de un Sherlock moderno se destacan ciertos rasgos del personaje que ya estaban en los relatos y novelas del escritor escoces. Sin embargo, el héroe de Doyle se acercaba más a un trastorno narcisista de la personalidad o a un trastorno antisocial, que a un caso de asperger. No obstante, se pueden ver esas cualidades en el gran detective, lo que produce un aire más humano. No se trata del típico héroe, sino que su figura resulta tener un lado sombrío. Un punto muy llevado en la serie de la BBC.
Otro elemento común entre Sherlock y Dupin es su capacidad de camuflarse. La facilidad de Sherlock para el disfraz asombra incluso al propio Watson, que tiene que mirarle dos veces en La aventura de la casa vacía. Otro rasgo que Doyle toma del protagonista de Poe es el hábito de interrumpir los pensamientos de un interlocutor de tal manera que parece que le ha leído la mente. Ambos se basan en su capacidad de observación y deducción para dar lugar a esas adivinaciones.
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La sombra del profesor Joseph Bell.
Esa capacidad de saber dónde había estado una persona o en qué trabajaba, la tomó Doyle, como el mismo aseguraba, de su mentor, Joseph Bell. De ahí que afirmara que Holmes no era más que la encarnación de un profesor de la Universidad de Edimburgo.
Joseph Bell enseñaba cirugía en la Royal Infirmary y todas las tardes realizaba con sus estudiantes una sesión clínica, donde asombraba a todos con sus deducciones. Podría averiguar la ocupación de los pacientes, así como el lugar donde vivían y cómo habían llegado a la clínica. Cuando Sherlock conoce a Watson le deja sin palabras al saber que ha estado en la guerra de Afganistán y que anda buscando un compañero de piso. En los relatos de Doyle se ve no sólo a Sherlock sino también a Microft realizando deducciones similares a las que llevaba a cabo el doctor Bell en la vida real.
En 1892 Conan Doyle mencionó que su famoso detective estaba sacado de su antiguo profesor. Por ello puede verse que el libro Las aventuras de Sherlock Holmes, que contiene las primeras doce historias cortas del investigador, está dedicado al Dr. Bell. Sin embargo, algunos estudiosos de la obra homelsiana ha destacado que es mayor la influencia de Poe, ya que en su obra también puede verse ese tipo de deducciones.
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¿Quién es Sherlock Holmes?
Lo cierto es que hay una discusión sobre quien fue el modelo del detective consultor de Baker Street. Se podría decir que tanto el Dr. Bell como el héroe de la obra de Poe jugaron su papel en el nacimiento del detective más famoso de la historia. Hay quien afirma también que es el alter ego de su creador. Sin embargo, Conan Doyle llego a odiar a su personaje hasta tal punto que decidió matarlo en un duelo con su archienemigo el profesor Moriarty. Lo curioso del caso es que los admirados del personaje no dejaron que Sherlock se quedara en su tumba, sino que insistieron hasta tal punto que Doyle se vio obligado a devolverle a la vida. Cuenta que su propia madre dejó de hablarle durante meses y que recibió alguna amenaza por acabar con su protagonista.
Doyle trató de calmar los ánimos de sus fans escribiendo El sabueso de los Baskerville. Pero esta obra relataba una historia anterior a lo sucedido en las cataratas de Reichenbach. Al final el autor escocés tuvo que retomar a su alter ego. Holmes volvió a alojarse en Baker Street acompañado de su fiel Watson.
Sin embargo, esta enemistad entre Sherlock y su creador se mostró en la calidad de las obras, ya que fueron menos elaboradas. Las deducciones y la inteligencia del famoso detective se vieron afectada. Además la fe en la ciencia que tenía el propio Doyle fue dejando paso a una creencia en el espiritismo, que aumentó por la muerte de su hijo. Esta adhesión al espiritismo y la magia le valió su amistad con Houdini.
Lo cierto es que Holmes no sólo regreso a la vida, a pesar de su creador, sino que le sobrevivió. Sherlock continuó con sus deducciones incluso después de la muerte de Doyle en 1930, ya que muchos otros autores retomaron al personaje. Y habría que señalar también su salto a la pantalla, que ha dejado una larga serie de películas y series, y ha influenciado en otras figuras como el Dr. House. En este último tiempo la cadena de la BBC muestra que Sherlock sigue siendo el mismo excéntrico hombre, pero en el Londres del siglo xx. Y como el propio Doyle describió Holmes continua solucionando los problemas que la policía no consigue resolver y para ello usa de la ciencia y la inteligencia.
Bibliografía:
Conan Doyle, Arthur, (2012), Todo Sherlock Holmes, Madrid, ed. Catedra.
O´Brien, James, (2013), La ciencia de Sherlock Holmes, Barcelona, ed. Planeta.
Urceloy, Jesús, (2003), Introducción a Todo Sherlock Holmes, Madrid, ed. Catedra.