Título: Sherlock Holmes ylos zombis de CamfordAutor: Alberto López ArocaEditorial: DolmenPags.: 228P.V.P: 17,95€ISBN: 9788493814342Leí "zombis" en la portada y casi relego el libro a la caja delos desechables, pero había conocido al autor en la Semana Negra de Gijón y,bueno, también la portada mostraba un nombre propio: Sherlock Holmes. Eso,aunque reconozco ser más de la Christie, hizo que ojeara la primera página de la novela del albaceteño. De ahí a la última no pasaron más de dos días.Cuando empecé a leer la novela de Alberto López Aroca (Albacete, 1976) me di cuenta deque me había topado con un tipo inteligente. López Aroca está consideradoun experto en el detective más famoso de todos los tiempos, Holmes, pero no es por esta razón por la que yo recomendaría la lectura de Sherlock Holmes y los zombis de Camford, sino por la astucia del escritor, la pericia del inventor que va montando una historia con tintes de Coyle que en nada nos recuerda al Sir. En 1903 Sherlock Holmes está valorando al fin la posibilidad de retirarse del mundo detectivesco, pero un último encargo le lleva a Camford. No se dejen engañar, Holmes no es más que un truco del mago. La voz no es la de Watson, sino la de Otis Mercer, un ex-convicto que hizo las veces de "chico de los recados" para el detective londinense alguna vez en su infancia. La historia comienza cuando un investigador, Bernard Barker (Detective masón, cuya relación con el caso de Jackel Destripador no termina de quedar clara. Tenía mal carácter, pero SherlockHolmes no lo tenía en mala consideración. Utilizaba lentes con cristalesahumados porque los ojos se le enrojecían cuando veía a una chica guapa.Colaboró con el detective de Baker Street en el caso que Watson tituló “La aventura del fabricante de colores retirado”.Después del asunto descrito en el presente volumen, Barker resolvió diversoscasos hasta su retiro en 1914, y entre ellos se encuentran “El problema del sillero chino”, “El enigma de los jamones de Birmingham”, “El escándalo de los tres Jubíos”, “La aventura del ídolo de Jahbulon”, y “El caso del arquitecto dionisíaco borracho”), que López Aroca convierte en el detonante de su novela, busca la ayuda del "maestro" para desentrañar el misterio de un extraño líquido que concede la vida eterna.El autor, para evitar caer en la tentación de hacer un pastiche de esos que están tan de moda, hace una de las cosas más inteligentes que he visto en los últimos tiempos: oculta a Holmes (no, no lo mata, no lo saca de la historia, solo lo manda a bambalinas) y prioriza lo que, de antemano, podríamos haber supuesto como personaje secundario. De esta manera, aprovecha la raíz de Holmes para crear a un detective absolutamente novedoso, fuera de los estereotipos y con una personalidad más cercana a lo humano que a lo divino.Los giros en la trama hacen que la aparición del Hombre Invisible, el Dr. Jeckyll, o una amazona victoriana que sodomiza a su padre, nos parezca algo natural y absolutamente dentro de lo que podríamos encontrar en una novela de género, pero ¿qué género? También los cambios de registro que nos llevan de Blade a alguna escena del mejor Wilder (la de la caza de la chica zombi no tiene desperdicio) los utiliza con total normalidad e impunidad, tejiendo una historia que divierte a la vez que horroriza y engancha, con una firma precisa que muestra el oficio en el arte de contar.¿Y los zombis? Ah, sí, están ahí. Aparecen al principio y al final de la novela de manera contundente porque Aroca no deja nada al azar.Por todo esto es fácil recomendar Sherlock Holmes y los zombis de Camford. El resumen: una novela bien escrita, entretenida y con todo lo que tiene aquello que provoca adicción, aunque el ingrediente de esto último siempre es un secreto.
*El texto marcado en azul está sacado del índice onomástico que el propio López Aroca escribió para la novela.*La editorial dice*Entrevista en Culturamas