Víctor Alvarado (publicado en www.paginasdigital.es)
Dada la escasez de estrenos de calidad esta semana, hemos decidido rescatar Sherlock Holmes: Juego de sombras, la continuación de una saga que empezó con muy buen pie, manteniendo la fórmula que hizo funcionar a la anterior, aunque bajando el nivel en una trama más oscura.
Como habrán podido observar, si son buenos “investigadores”, el argumento versa sobre las andanzas de una de la parejas literarias más celebres de Gran Bretaña, que siguen los pasos del malvado Moriarty, que está urdiendo un plan para enfrentar a todas las potencias europeas.
La cinta sigue contando con dos estrellas de Hollywood como Jude Law y Robert Downey Jr., que dijo lo siguiente en relación con su personaje en declaraciones a Fotogramas:”Digamos que tienes una cita con una mujer que conoces. Te enamoras de inmediato. Te casas y ganas la lotería”. Ambos valoran muy positivamente la labor del director para sacar lo mejor de cada uno. Como dato curioso, Naomi Rapace, conocida por ser la heroína de la saga Millenium, interpreta a una gitana y lo tuvo fácil porque su abuela pertenecía a la citada etnia.
Guy Richie muestra su talento como director, orientando su trabajo a un público adolescente y juvenil a los que se los gana con facilidad (una historia de aventuras apropiada para jóvenes entre 14 y 20 años). El largometraje es muy entretenido, pero copia demasiado las virtudes y los defectos de la primera parte.
Probablemente, este cineasta sea uno de los que mejor rueda las escenas de acción, aunque abusa de este tipo de situaciones y uno tiene la impresión de estar viendo Indiana Jones o Misión Imposible más que las aventuras de Sherlock Holmes. Seguramente, la famosa serie de la BBC y Billy Wilder en La vida privada de Sherlock Holmes (1970) captaron mejor que Richie la esencia de los personajes creados por Arthur Conan Doyle. Eso si, consigue crear una atmósfera que posibilita que el humor corra por las venas de los actores que hábilmente lo transmiten al espectador.
Esta buddy movie sigue expresando el valor de la amistad inquebrantable de “El dúo dinámico” del siglo XIX. Por otra parte, nos ha llamado la atención uno de los diálogos, por lo curioso, en la que Watson defiende con vehemencia y con sentido su postura ante el matrimonio frente a la rotunda oposición de Holmes que no parece partidario del mismo, aunque siempre apoya y protege a su amigo en todo momento.