- ¿Dónde te dejo la ropa limpia y planchada? (primero).
- ¿Has pasado el aspirador ya a la habitación? (después).
- Vamos allá... - me digo en voz baja a mí mismo y de pronto un sonido antipático interrumpe la calma de mi existencia otra vez...
¡Ring, ring, ring ring!
La una del mediodía y otra mañana más echada a perder, ¡qué le vamos a hacer!.