Basada en el corto homónimo, esta adaptación al largometraje a cargo de su misma directora y guionista, empieza como una comedia hecha por y con judíos, para poco a poco convertirse en una claustrofóbica trampa que sufre su protagonista femenina, cuyo agobio acaba traspasando la pantalla para embadurnar al espectador. Y es que las expectativas familiares, y sociales en general, son un objetivo en ocasiones difícil de alcanzar, y que por el camino puede provocar situaciones de puro miedo. Esto no impide que haya escenas en las que sea imposible no reírse, ya sea por lo cercanas a la realidad que resultan, o por los oportunos infortunios que presenciamos a lo largo de setenta intensos y abrumadores minutos.
Mi puntuación: 6/10