La caligrafía (shodō) es unas de las disciplinas más importantes e influyentes dentro de la cultura japonesa. Es un arte antiquísimo proveniente de la caligrafía china, y fue importado a Japón por los monjes budistas hace ya cientos de años. Los japoneses conservaron y perfeccionaron muy bien esta disciplina hasta la actualidad, considerándola al mismo tiempo como un arte de refinamiento espiritual junto a la ceremonia del té, la ceremonia de inciensos y los arreglos florales.
Para llevar a cabo este arte milenario, los artistas escriben kanjis (caracteres japoneses) y kanas sobre papel de arroz, utilizando simplemente un pincel de bambú y tinta, que generalmente es de color negro. Aunque parezca increíble, con estos pocos materiales los calígrafos pueden crear una obra de arte en muy poco tiempo.
Pincel, tinta en barra y piedra Suzuri – Foto de: Sparkit vía Wikimedia CommonsEn una obra se puede pactar una idea, un deseo, o el sentimiento que tenga el artista en el momento en que pinta la caligrafía. Eso sí, si bien visto desde afuera en algunos casos nos puede parecer bastante simple, la realidad es que el shodō es una disciplina que lleva su tiempo dominar. Hay varias reglas a tener en cuenta, aunque lo más importante es que los trazos de los caracteres tengan en todo momento el balance apropiado.
También hay diferentes estilos de escritura. Entre ellos, los tres más importantes son el Kaisho (Escritura normal), el Gyōsho (Semi cursiva) y el Sōsho (Cursiva). El Kaisho es el estilo que todo calígrafo debe dominar a la perfección. Es el primer estilo que todo estudiante debe aprender bien antes de pasar a los siguientes. Por otra parte los estilos Gyōsho y Sōsho se pueden ver con más frecuencia en trabajos mucho más artísticos o en las performance de caligrafía. Cuando los calígrafos usan estos dos estilos, suelen dibujar muy rápido sin levantar demasiado el pincel.
Foto de: KenjimoriEn Japón, los estudiantes de primaria aprenden los conceptos básicos de la caligrafía durante sus primeros años de estudio, ya que el Shodō es una materia obligatoria como cualquier otra. Y los que desean continuar con sus estudios de la caligrafía incluso después de la primaria, lo hacen acudiendo a escuelas de shodō que hay en todo Japón. Hay muchos calígrafos que trabajan como maestros en tales escuelas en donde forman a sus estudiantes enseñándoles este arte incluso más allá de los fundamentos básicos.
Es una disciplina muy popular hasta entre los más jóvenes, ya que existen varios concursos en donde participan haciendo performance de caligrafía. En estos concursos o eventos de Shodō, los jóvenes estudiantes de secundaria pintan una caligrafía gigante haciendo coreografías con música contemporánea. Se ha hecho incluso una película y un manga basados en estos eventos.
Los materiales
Además de los pinceles de bambú (Fude), la tinta y el papel de arroz, también hay otros elementos necesarios para practicar la caligrafía japonesa. Entre los más esenciales está la piedra suzuri, que es un tintero generalmente de forma cuadra en donde se prepara o se coloca la tinta. Por otra parte está el Shitajiki, un paño de color negro que se coloca detrás del papel para poder escribir mejor y a la vez no manchar la superficie en donde se trabaja.
Foto de: Kanko*Arriba del papel siempre se coloca el Bunchin, un pisapapeles que se pone sobre el papel de arroz para que este no se mueva cuando se está haciendo una caligrafía. Y por último está el fudeoki, un pequeño accesorio en donde se posan los pinceles para no manchar la superficie cuando se está escribiendo.
Hay otros materiales (aunque no tan esenciales) que los practicantes utilizan muy a menudo, como el fudemaki, que es una estera de bambú en donde se guardan los pinceles, o los Mizusashi, unas pequeñas jarritas en donde guardan agua para preparar la tinta. Por último no hay que dejar de mencionar a los sellos o “Rakkan” (落款). Todos los calígrafos tienen uno o varios de estos sellos, con los cuales firman sus obras para destacar su autoría. Estos sellos se hacen en piedra o madera, y en Japón hay muchísimos artesanos que se dedican a fabricarlos. Los sellos pueden contener el nombre real del calígrafo, así como un nombre artístico. También pueden contener una palabra, una imagen o simplemente un caracter. Todos estos materiales junto a los sellos son las herramientas que los shodokas utilizan para practicar la caligrafía japonesa.
El Shodō es un disciplina realmente interesante. Como mencioné más arriba, es un arte que tiene sus reglas, y por lo tanto lleva bastante tiempo dominar. Pero es un camino que trae consigo muchas enseñanzas y conceptos filosóficos importantes que vale la pena aprender. Además de que, es un gran complemento para el estudio del idioma japonés.
¿Que te ha parecido esta disciplina? ¿Te gustaría practicarla?