¿Debería trabajar gratis? Seguro que en algún momento te has hecho esta pregunta, tal vez cuando estabas empezando tu carrera profesional, o cuando los encargos que llegaban a ti prometían futuros trabajos, o cuando has trabajado para un amigo… Pues bien, en el 2011 Jessica Hische elaboró un diagrama muy sencillo para resolver esta cuestión. O cómo ella creía poder resolverla, en función de las variables. Desde entonces, el esquema ha dado mil vueltas al mundo, se ha traducido a múltiples idiomas y ha tenido numerosas variaciones.
En los tiempos que corren, éste es un problema con el que muchos de los que empezamos nos estamos encontrando. Arquitecta de formación, con un alto interés por las artes plásticas y el diseño, encuentro un grave problema a la hora de buscar un trabajo que me motive, y se pague. La balanza entre el interés del trabajo, o las prácticas, y su remuneración económica está demasiadas veces muy desequilibrada, y llega el momento de la frustración creativa. Pero vamos a ver, ¿vivo para trabajar, o trabajo para vivir? Me gustaría disfrutar el trabajo que realizo, y que éste pudiese ser mi medio de autonomía económica con respecto a mi familia… ¿Es imposible?
Por otro lado, es obvio que muchas veces aceptamos trabajos no pagados (ahora también llamados prácticas, o concursos) porque pensamos que contribuirán de alguna manera a nuestra formación o curriculum. ¿Dónde está el límite? El conocido artículo “How To Know if Your Internship is Worth It” (¿Cómo saber si tus prácticas merecen la pena?), publicado por Good, insiste en que el límite lo pones tú, pero siempre teniendo presente que el trabajo te tiene que enriquecer de alguna manera. Es decir, poner cafés no cuenta.
Y tenemos un problema (bueno, muchos, pero por no agobiar al personal), porque está claro que trabajar por amor al arte es ruinoso. Nos explotamos a nosotros mismos, terminamos haciendo cosas que no nos gustan o interesan y, encima, ni siquiera se pagan (ni bien ni nada). Con tal de meter la cabeza en el mundo profesional, lo que sea. En muchas profesiones no hay sindicatos que defiendan nuestros derechos, y nos encontramos perdidos ante algunos problemas que nos vienen grandes. Necesitamos encontrar un equilibrio entre lo comercial y lo personal. Vamos, lo que nos pasa a muchos, no vender nuestro trabajo a Satán, pero tampoco morirnos de hambre.
De esta relación entre la creatividad y el dinero (¡argh! ¿quién se atreve a nombrar el dinero en una entrevista de trabajo?), y otras muchas cosas que os iremos desgranando poco a poco, se ha hablado esta semana en el taller en La Casa Encendida “Should I work for free?” con Guillermo Trapiello y Negocios Raros. ¿La respuesta? Menos a tu madre, deberías cobrarles a todos. ¡Si puedes, claro!