Primal Scream en el club GEBA. Buenos Aires, 28 SEP.
Lugar/ gente Noche primaveral, lindísima para escuchar música en vivo. Pero poquísima gente al momento de tocar los Primal. Sensación de "acá nadie pagó la entrada". Mucho rocker fashion look palermitano. Y la sospecha, también, de que chicas y chicos de 20 que daban vueltas por ahí en realidad estaban esperando a Snow Patrol (que de hecho, cerró la noche).
Gillespie y cía.No vi a los P.S. la vez anterior que vinieron a Argentina. Esta vez, la propuesta de presentar "Screamadellica"- al menos a mi- no me entusiamaba demasiado. Disco de laboratorio, con mucho cuelgue y Ambient, llevado al vivo, generaba dudas. Pero eso estuvo bien resuelto: los temas sonaron bien en su "adaptación".
Arrancaron tocando en orden "Move on up", "Slip inside this house" y "Don´t fight it feel it". ¿El estadio? Un freezer. Alguno que otro bailaba. Y la confirmación de lo que siempre sospechamos: que son una banda amarga. O mejor dicho: que siempre fueron una banda de estudio pero sin fuego sagrado. Sus influencias están ok. Sus intenciones también. Pero NO son negros aunque citen a Funkadelic. NO tienen groove ni son los MC5 aunque se desvivan por entrar en esa escuela. En vivo, los Primal Scream tienen poco y nada de rock.
¿En qué se nota todo esto? En que nunca pudieron armar el cuelgue, el "estado de gracia" de un buen show. Suenan entrecortados. No hay mística. Como en su música. A la altura de "Damaged" se les cortó el sonido y por más que intentaron un cuelgue de zapada psicodélica para "Higher than the sun", no hubo caso. Largo y desinspirado. Levantaron la puntería con "Loaded" (todo preseteado) y tiraron la (poca) carne que tiene la banda al asador con un triplete rockero para salvar las papas: "Country girl", "Jailbird" y "Rocks" pegadas una atrás de la otra, con un Bobby Gillespie que por más que transpiró (¡y hasta puteó a la gente arengando!) demostró que tiene menos sangre que una hamburguesa congelada.
Ah, después tocaron los Snow Patrol. La banda que fueron a ver los chicos y las chicas (que les cantaban emocionados todos esos temas que se parecen entre sí: otros hijos tristes de Radiohead y Coldplay). Sonido magnífico. Un frontman simpático y parlanchín que hizo suspirar a las chicas. Una "puesta en escena" (¡dios, las benditas puestas en escena que tanto les gusta a la gente y rankean primeras en los comentarios de cualquier show!) impecable.
Todo para decorar una música perfecta y vacía. Como el 95% de la música actual. Magnífica y "sin sustancia", como escribió Simon Reynolds.