Artista: Shurakay
Álbum: Overseas Tales
Año: 2021
Género: Rock progresivo ecléctico
Duración: 92:44
Referencia: Bandcamp
Nacionalidad: España
Esta será solo una de las grandes sorpresas que les tengo preparadas para esta semana que recién empieza y estará plagada no solo de buena música sino también desconocida. Así que atentos! Y vamos con el primer comentario de este excelente disco:
Fue por casualidad. Estaba indagando nuevas bandas japonesas y aparecieron por allí. A ver si los algoritmos ya tienen una inteligencia artificial avanzada.....Lo cierto es que tanto el nombre como el estilo me engañaron completamente. Porque el espectáculo instrumental de éstos barceloneses nada tiene que envidiar a gloriosas leyendas niponas.
Acaban de editar su debut, "Overseas Tales", y ellos son Santi Bertrán (batería, percusión), Dani Payá (guitarra, teclados, productor), Antonio León (bajo) y Biel Solsona (teclados). Cuarteto de soltura virtuosa y que son un puente nada artificial entre el classic prog y su renacer 90s. Vaya si lo consiguen. Es éste un doble cd lleno de guiños a la nobleza progresiva más celebrada.
"Akhenaton" (3'57) inicia ésta riada de ideas con el único tema corto. Clara orientación fílmico - egipcia en onda banda sonora de "The Mummy". Y Dream Theater o Symphony X como un posible patrón de influencia. Sin embargo ésta banda no es metal. Tendiendo quizá más a un power-sympho jazz rock, en línea Planet X o Liquid Tensión Experiment / Bozzio Levin Stevens. Bajo destacado, batería demoledora, teclados descriptivos y guitarra con nervios de acero. Resumen de lo que nos vamos a encontrar en ésta demostración colosal de música evolutiva.
Que no te engañe el título, "New Age" (8'56) posee tensión melódica de inclinación UK. Melodías que reinan con majestuosidad y elementos jazz rock en un entorno sinfónico sobresaliente. Los japoneses The Black Mages serían una buena orientación. Ritmos que hipnotizan, para que el kit estalle en monstruosidades percusivas imposibles.
Aplastante intro para "The Book of Nises" (14'02). Toshio Egawa aplaudiría con todos los Gerard, ante éste portento compositivo. Shurakay no son virtuosismo gratuito. Aquí se cuidan los pasajes, la armonía y la melodía, a niveles enfermizos. Puro barroco del siglo XXI con guitarras desmesuradas.
Finaliza éste primer cd con "Prince Dagnarus + Suite" (17'28), en otra vuelta de tuerca llena de ardor progresivo contemporáneo. Con un piano que lleva el peso melódico, al que los demás van aportando detalles sin descanso. Lienzo hiper-realista de incalculable peso sinfónico. Vuelvo a Japón y recuerdo a Outer Limits o Pale Acute Moon por su decisivo tratamiento teclistico. Excesivos, enervantes, exquisitos, excepcionales.
Segundo cd y "Pimaninicuit" (8'04) es otra exhibición de solidez grupal inaccesible para simples mortales. "Cignus Neck" (9'53) inicia ambiente reflexivo en modo fusión, con bajo preponderante y situaciones tipo McGill / Manring / Stevens. Estoy hablando de niveles similares. Para nada paisajes heladores. Shurakay son como ése comic que comienzas a leer sin saber mucho de él, y que te va atrapando a medida que profundizas en sus fantásticas historias. Como las de "Andromeda" (12'28), "Shurakay" (11'36) o "Universe's Eye" (6'20).
Un titánico trabajo de composición y ejecución que los hace valedores de respeto absoluto a partir de ya. "Overseas Tales" es un asombroso debut, que deberá ir obligadamente en el top 5 de la mejor cosecha nacional del año. Al menos en mi lista estarán seguro.
J. J. Iglesias
Y a continuación, dos comentarios como para que tengan mayor idea sobre de qué va el disco.
Shurakay, es una banda de Rock Progresivo Instrumental procedente de Barcelona. Este año, lanzan su primer disco al que han titulado “Overseas Tales”, que ha visto la luz el 1 de Octubre en formato doble CD.
Comenzamos con el primer disco, donde el plástico abre con Akhenaton, que ha sido uno de los temas de adelanto del álbum. Es un corte que te atrapa por completo en su atmósfera tan enigmática al principio que poco a poco abre en una viveza espectacular donde podemos apreciar unos detalles sonoros muy llamativos que le aportan una personalidad muy especial a esta pista de ambientaciones sólidas que envuelve a todos los instrumentos desde el principio. Aunque no será la única canción de carácter tan dinámica y ágil, por este mismo camino de sensaciones animadas se desarrollan en mayor medida los temas New Age, que sobresale por su ligereza y la faceta más creativa de la banda, o Prince Dagnarus + Suite, que a pesar de introducir al oyente por un enorme abanico de diversas sonoridades y emociones, podemos apreciar ese lado tan vivaracho que nos lleva ofreciendo la formación barcelonesa desde el principio muy bien arraigado a sus influencias más progresivas las cuales exprimen hasta la última gota en este corte de más de diecisiete minutos de duración. Por otro lado, hay fragmentos en los que la combinación de los teclados y las guitarras son una delicia que refuerzan las estructuras de las distintas atmósferas que nos ofrecen Shurakay. The Book Of Nises, ha sido otro de los singles elegidos del plástico por su grandes influencias de Rock Progresivo en la que apreciaremos a un conjunto bien sólido y compenetrado de principio a fin.
En cuanto al segundo CD, comienza con Pimaninicuit, una de las pistas más enigmáticas de todo el disco la cual te atrapa desde el primer instante. Tengo que destacar el gran trabajo realizado por las cuerdas, que se llevan la palma por completo convirtiéndose de este modo en las auténticas protagonistas ya que considero que se llevan el peso mayor de la canción dando lugar a un sonido bien intenso y bastante fuerte. Le sigue Cignus Neck, otro de los avances del álbum; donde más o menos la agrupación mantiene esa esencia “misteriosa” que ha estado muy bien defendida en el anterior tema pero aproximadamente en los cuatro minutos de su duración, la banda nos sorprende con un sonido más fuerte y potente a partes iguales en el que los instrumentos muestran todo su poder así como lo mejor de su naturaleza progresiva que empapa cada una de las notas hasta su final. Andromeda, vuelve a ser otro vaivén de emociones en las cuales Shurakay transportan al oyente por diversos paisajes sonoros en los cuales nos encontramos desde fragmentos de carácter más ambiental a otros donde la intensidad del Rock se hace un mayor hueco. Continuamos con el corte homónimo de la formación barcelonesa, Shurakay, que prácticamente defiende y muestra con detalle la personalidad de la agrupación la que considero que está muy bien plasmada en esta pista de instrumental más imponente reforzado por esa viveza tan perfectamente cuidada y pulida que ya habíamos escuchado en el primer disco. Finalizamos con Universe´s Eyes, que cuenta con una base más “oscura” en la que la energía y el lado más llamativo de la banda luchan por hacerse un hueco constantemente. Escucharemos a unos instrumentos afilados que no solo juegan con el espectador sino que muestran una intensidad admirable desde el primer instante.
Lo cierto es que los barceloneses Shurakay, traen una propuesta muy dinámica y un tanto peculiar dentro de los derroteros más progresivos del Rock nacional. Me gusta principalmente la calidad con la que cuentan todas las composiciones y lo cuidado que está cada detalle de cada una de ellas. Con esta reseña cuento qué es lo que me ha transmitido a mí el disco en general y ahora os toca escucharlo a vosotros.
Largamente esperado debut el de los rockeros progresivos de Shurakay desde su formación en 2008. Ellos son Oriol Nebleza (teclados), Dani Payá (guitarra y teclados), Santi Bertrán (batería y percusión) y Antonio León (bajo), si bien dichas líneas de bajo fueron compuestas por Xavi Sánchez e interpretadas por Dani Payá. El propio Payá es además productor de este “Overseas Tales” en Colgaete Recording Studio, a excepción de unas baterías que fueron grabadas en el Estudio GDM (Grabaciones De Mentira), sito en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Robert Martínez “Rub Rob” como técnico de captación, Pol Renau como fotógrafo y diseñador y Toni Buenavida como diseñador gráfico completan los créditos de un álbum que veía la luz el primero de octubre.
Dados los largos desarrollos que dominan el álbum, uno se toma la inicial “Akhenaton” como un mero entremés introductorio de lo que está por llegar. Un entremés en todo caso de aires medio orientales, atractivo por tono y, claro, menos arriesgado en cuanto a trazo que sus compañeros de tracklist. Sea como fuere, sus contrapuntos funcionan como un reloj y el nivel técnico, si bien esconde algunas de las cartas que el disco exhibirá más tarde, está a nivel más que aceptable.
“New Age”, claro, tiene más enjundia. No solo porque se eleve más allá de los ocho minutos, que también, si no porque en su tono, ahora más setentero, casi pertrechado en los Yes más clásicos y a la vez guiñando a propuestas más contemporáneas, emerge la mejor cara de Shurakay. Destaca aquí el buen equilibrio de un desempeño técnico siempre lejos de la mera exhibición técnica. Ya sabéis, la eterna diatriba entre poner tu habilidad como músico al servicio de una canción o viceversa. Y aunque al sonido le falte algo de punch en ocasiones, desde luego no tanto como para deslucir el resultado final. El puente, y en especial el epílogo, aprovechan para calmarse primero y arrimarse (tímidamente) al jazz rock después. Ampliando las miras del disco y funcionando de manera más que correcta como contrapunto. Llamativas líneas de batería de Bertran aquí y estupendo segundo corte.
El diverso prólogo de “The Book Of Nises” parece escrito a medida para el lucimiento de unas teclas que lo mismo repiten patrones sencillos que se pierden por desarrollos de lo más intricado en un arranque quizá algo disperso, que superados los tres minutos largos reconduce hacia un trazo más reconocible a la par que sencillo. De ahí en adelante destacará, sobremanera, el buen solo de guitarra que introduce el tronco central de la composición, así como la elegante calma de éste. Otro solo de Payá, ahora sí un tanto virguero, por no decir exhibicionista, coronará la espina dorsal de esta tercera entrega, quedando para el epílogo un tono algo más oscuro y tenue en pos de conferirle un aire entre extraño y cautivador al tono dominante del disco y al que pienso que se le podría haber dado algo más de presencia.
Para el final quedará una “Prince Dagnarus” más la suite dividida en 4 partes («Interlude«, «4Th Quartet Moon«, «Waning Moon» y «Eclipse» que se irá más allá de los diecisiete minutos desde un tono que se atreve a divergir del leitmotiv imperante. Una vez supera su ágil introducción, se apoya brevemente en la cara más espacial y sintetizada de Shurakay, para desde ahí montar una línea de teclado que me trae a la memoria al Jordan Rudess más atmosférico, lo cual nunca es mala cosa. El piano que irrumpe a continuación, y la forma en que juega con las líneas de guitarra, protagonizan uno de mis momentos favoritos del álbum. La banda bordará el acercamiento a trazos y atmósferas más clásicas en un tronco central con poco de original pero interpretado con gusto y mimo. Y si bien es verdad que su tercio final se me hace un tanto redundante, tampoco puedo decir que la banda desbarre del todo. Simplemente no me hace click como otros momentos y lugares del disco.
“Pimaninicuit” remansa tranquila en su clásico arranque, de tono casi reverencial, abrazado a postulados clásicos, del que aprecio la forma en que va construyendo, paso a paso, un viraje hacia territorios más energizados. De camino a su parte central resultará más técnica y retorcida, pero curiosamente, también algo más redundante. Y no pasa nada porque en dicha parte central acostumbra a brillar a buen nivel, con algún que otro solo de mérito y contrapuntos si bien no disonantes, sí lo suficientemente llamativos.
La calma casi atmosférica del remansado prólogo de “Cignus Neck”no deja de ser, en cierta manera, una calma tensa, casi a modo de anticipo de un desmedido despliegue técnico que llegará, dirán algunos que por fin, pasado el minuto cuatro. Adoptará aquí un patrón mucho más marcado, donde a falta de una base rítmica mejor definida, bien están esos pétreos riffs de guitarra. Su tronco central consistirá, pienso yo que sabiamente, en un atractivo juego en que Nebleza y Payá se persiguen cual gato y ratón entregando respectivas líneas nunca periféricas ni revolucionarias pero siempre atractivas, quedando para el final un trazo más conservador, lindante con unos Dream Theater post “Train Of Thought” con el que no llego a conectar del todo.
El prólogo de “Andromeda” porta un tono revestido de cierta épica, siempre visto desde el particular prisma de una banda de estas características, lo que en principio sorprende y después decepciona, en parte, por el modo en que da paso a trazos más reconocibles y, por qué no decirlo, acomodados. Llegado a estas alturas el disco acusa cierta redundancia en las interpretaciones y es normal en una obra tan descomunal en cuanto a duración como esta. Así todo, disfruto de las buenas líneas de teclado que dibujan aquí, así como de la elegancia que destilan los solos de Payá durante las partes más tranquilas o ese build-up hacia el tronco central. La forma en que Bertrán se convierte en el eje sobre el que pivote el largo final, dejando de paso una línea de batería tan curiosa como lúcida, me resulta ampliamente satisfactoria.
Esta “Shurakay” que da nombre a la banda porta un arranque de corte espacial, que habrá de dar paso a unas líneas de teclado, de nuevo, más asimilables, pero no por ello fallidas o indignas. Una vez superado este prólogo, destacará una base rítmica enfrascada en un patrón tan sugerente como repetitivo, sobre el que descansarán ejercicios técnicos repletos de clase y buen hacer, si bien un tanto recurrentes. El tono más vivo y luminoso que conducirá hacia su tronco central agradará a los más clásicos, así como servidor disfruta con el descamisado trance final. ¿Improvisado tal vez?
“Universe’s Eye” culmina, ahora sí, esta hora y media de rock instrumental sin sorpresas, apostando por la cara más elegante y un tanto melancólica de los barceloneses. A la vez poco sorprendente pero muy funcional como guinda del disco.
Es un tópico, y es verdad, aquello de que en una primera escucha pasarás infinidad de detalles por algo. La falta de líneas vocales amplifica unas gramáticas ágiles, por lo general en constante alternancia, donde emergen las más de las veces un inteligente uso de los contrapuntos y unos desempeños técnicos de gran nivel, para terminar facturando unas canciones que, claro, dan todos los síntomas de llevar cocinándose a fuego lento mucho tiempo. Así que por ahí, pocas pegas. Por contra, habrá quien eche en falta algo más de riesgo, si bien el disco alcanza a sonar bastante personal en cuanto a tono, hay momentos que uno no puede evitar tener algún que otro deja-vu. Un disco para verdaderos fans del rock instrumental a la antigua usanza, a la contra de los rescoldos provinientes de la oleada de bandas post-rockeras de hace unos años.
Pueden escuchar el disco desde su espacio en Bandcamp, y más abajo dejo los links de sus redes sociales, porque da gusto seguirlos...
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Lista de Temas:
1. Akhenaton (3:57)
2. New Age (8:56)
3. The Book of Nises (14:02)
4. Prince Dagnarus + Suite (17:28)
5. Pimaninicuit (8:04)
6. Cignus Neck (9:53)
7. Andromeda (12:28)
8. Shurakay (11:36)
9. Universe's Eye (6:20)
Alineación:
- Santi Bertran / drums & percussion
- Dani Payá / guitar, additional keyboards
- Antonio León / bass
- Oriol Nebleza Raventos / keyboards