No sé cuántos de nosotros hemos escuchado esta frase; palabras más, palabras menos. La más popular es aquella que solemos utilizar cuando nos damos por vencidos o simplemente nos resignamos a perder a esa persona: "Si amas a alguien, déjalo ir; si regresa, siempre será tuyo, si no jamás lo fue".
A raíz de esta frase han surgido algunas variantes. Por un lado aquellas con el mismo tinte de desesperanza, y por el otro, otras tantas con motivación para darle un giro al sentido original de la frase: hacer ver que no podemos tener una actitud pasiva ante la partida del otro, sino más bien movilizarnos y realizar acciones para luchar por la otra persona.En mi caso, he decidido solamente utilizar la primera parte: “Si amas algo, déjalo libre”. Y es que a veces no hay que decir nada más, simplemente se trata de eso: amar, en todo el sentido de la palabra. El amor no implica propiedad; una persona o el amor de ella no es tuyo, porque no es un objeto, no puedes ponerle un “dueño” así como así. Amar no es cambiar a la otra persona; amar es liberarla. A veces somos muy egoístas cuando estamos en una relación, tan sólo queremos que nuestra pareja se acomode a nosotros, hablamos de negociación y nos estresa el sólo hecho de pensar que eso significa que tendríamos que hacer sacrificios; hacer cambios. No digo que esto no sea importante; de hecho, me parece imprescindible aprender el arte de la negociación en una relación, porque es una de las herramientas que colaboran de mejor manera al desarrollo de una sana relación; sin embargo, considero que podemos llegar a olvidar que la otra persona es única, y que no se trata de cambiarla, sino de aceptarla. Es por ello que sostengo que liberar a la otra persona es permitirle ser ella misma; cambiar, retroceder, avanzar, crecer y evolucionar cuando lo necesite. No es buscar que tu pareja te “complemente”, es ayudarla durante todo este proceso, SU proceso de crecimiento, que inevitablemente se verá reflejado en su relación de pareja. El verdadero amor, como lo dice Erich Fromm, no es ciego. Cuando amas a alguien puedes ver sus defectos y los aceptas, puedes ver sus fallas y, además, quieres ayudarle a superarlas (si tu pareja lo desea). Amar es poner en una balanza lo bueno y lo malo de esa persona, y después de eso, amarla… El amor es una decisión consciente, y está basado en la realidad, no en un libro, cuento o película. El amor nace de la convivencia, de compartir, de dar y recibir, de intereses mutuos, de sueños compartidos. No es imponer mis intereses y mis sueños en el otro, es permitirle esa autenticidad en todos los sentidos a mi pareja. Si amas a tu pareja, déjala libre; permítele ser ella misma y ayúdale a mantener sus alas para seguir volando.Gracias por haber visitado nuestro blog Psicólogos en Puebla, y en especial mis artículos, donde escribo sobre psicología de pareja. Si este texto te ha gustado y además te ha servido, te invito a darle "me gusta", además de compartirlo para que le pueda ser útil a más personas. Si tienes alguna duda, comentario o sugerencia, puedes escribirlo en el apartado de comentarios, ¡me encantaría conocer tu opinión!