El escritor peruano Santiago Roncagliolo, que reside en Barcelona, ha descubierto que los independentistas catalanes son unos quijotes a los sólo unos malignos encantadores pueden impedirles alcanzar su objetivo.
A sus 40 años Roncagliolo es autor de una trilogía fundamental para entender la actual Latinoamérica, El Amante Uruguayo, La Cuarta Espada y Memorias de una Dama, obras por las que suena como candidato a grandes premios literarios internacionales: importantes críticos lo declaran heredero del Nobel Vargas Llosa.
Dice en un artículo que Martí Anglada, delegado de la Generalitat en Suiza y Francia difunde por Cataluña que si el 27-S da un buen resultado al independentismo, “habrá con seguridad una negociación Cataluña-Madrid-Bruselas” para acordar la secesión.
La explicación es que los grandes países europeos, encabezados por Francia y Alemania, “podrían ver a Cataluña como la Bélgica del Sur”.
El escritor recuerda cuando Don Quijote buscaba a su amada Dulcinea del Toboso para hacerle ofrenda de su vida y armas, y solo encuentra a unas labradoras vulgares y malhabladas.
“Don Quijote se empeña en que ha visto a Dulcinea, solo que malignos encantadores la han transfigurado ante sus ojos para fastidiarlo. Puede invocar pruebas de ello: ¿acaso los encantadores no transformaron también en molinos a esos gigantes? ¿No convirtieron en ventas los castillos? ¿Y al yelmo de Mambrino en un artilugio de barbero?”
Lo mismo le ocurre a Artur Mas y los nacionalistas. Sólo los malignos encantamientos hacen que toda Europa les oculte con grosería constante y reiterada a la enamorada Dulcinea.
Roncagliolo no lo dice, pero con su tesis demuestra que, además de Don Quijote, Cervantes debía ser catalán, como afirman los independentistas. La mejor prueba: su mente tenía que ser catalana para percatarse de que los encantamientos cambian las realidades.
------
SALAS