Revista Asia

Si el futuro está en Asia, nadie es profeta en su tierra

Por Gregorioalonso

¿Es posible trabajar en China?, esta es la pregunta que se hacen muchos europeos en la Feria para extranjeros que realiza Pekín 2010. Según Cristian Yang, se esperan más de 1.500 asistentes con el objetivo de obtener un puesto de trabajo donde aportar sus conocimientos de mercados exteriores para las empresas chinas que buscan abrirse paso en la exportación. 

A pesar de ofrecer sueldos medios inferiores a los europeos, la afluencia de extranjeros en busca de trabajo y experiencia es cada vez mayor. En el 2005 la película Código 46 anticipaba lo que está ocurriendo, el futuro está en Asia y quién quiera vivirlo deberá acercarse y buscar su agujero. Aunque no existe un censo que recoja la cantidad de residentes extranjeros en China, se cree que sobrepasa el millón de personas, muchas de ellas sin permiso de trabajo. 

Resulta sintomático ver cómo muchos jóvenes sin posibilidades en Europa, ven una oportunidad profesional en Asia, donde desarrollar sus carreras e incrementar un conocimiento que más tarde puede servirles de palanca en sus países de origen. La disparidad es muy alta según el lugar escogido, por lo que no es lo mismo trabajar en Japón, que buscar trabajo en China o India. Las empresas niponas buscan estudiantes extranjeros que no hayan finalizado la carrera para acabar de formarlos en la propia empresa. El salario suele ser, de entrada, bastante alto si se conoce el idioma. No ocurre lo mismo en China o la India donde se puede obtener una considerable remuneración en puestos de elevada responsabilidad y calificación. Aunque lo habitual es un salario bajo. 

El problema de fondo está en la falta de capacidad de los países europeos para retener el talento y generar puestos de trabajo con suficientes expectativas como para crear un futuro interesante donde desarrollarse como individuos y como profesionales. Sociedades tremendamente conservadoras con demasiada aversión al riesgo en la creación de empresas productivas. Alentadas por un sistema paternalista que señala a todo aquel que se arriesga, e induce a la especulación improductiva dentro de un mercado amañado y opaco.
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Si el futuro está en Asia, nadie es profeta en su tierra
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