Parece una pregunta estúpida, lo triste es que la estúpida suele ser la respuesta. No sé a quién coño esperamos ver aparecer en nuestras vidas, pero cuando encontramos algo bueno…. Siempre optamos por la salida incorrecta.
Nos volvemos inconformistas, queremos más y más y francamente, la perfección no existe, no está, ni se la espera.
Vale que a veces bromeamos y se nos llena la boca de orgullo y satisfacción contando las batallitas que nos suceden con nuestras parejas, nuestros rollos, nuestras citas (sean o no Tinderianas) y no miramos más allá por si acaso… No vaya a ser que descubramos que la persona en cuestión vale la pena (sería una putada pillarse con lo bien que estoy así… ¿verdad?)
No le concedemos el beneficio de la duda a nadie, creemos que la Tierra está poblada por un ejército de “hijos de puta” y de “tías cabronas” (no vayamos de santas) que como dicen en mi tierra “haberlas, hailas”. Nos hemos mentalizado y creemos firmemente que no existe en el Planeta nadie que “merezca la pena” y sea digno de nuestra atención.
Pero haciendo un poco de examen de conciencia yo me pregunto si es posible encontrar el amor o algo que se le parezca, en una sociedad que ahora mismo sólo está preocupada por obtener más y más víctimas en su lista de “amantes de una noche” que por encontrar si es que todavía existe, el verdadero amor o la estabilidad en pareja.
Hoy no tenemos tiempo ni tampoco queremos perderlo. Hacemos una lista de requerimientos para encontrar a alguien que se asemeje a nuestro “prototipo” de pareja perfecta y lo único que analizamos es eso…ver si cumple o no dichos requerimientos.
Hemos dejado de sentir tantas cosas simplemente por analizar y analizar (lo que hace, lo que dice o lo que el otro piensa) ¡Cuantos disgustos nos hubiésemos ahorrado si no se nos diese por pensar! A veces se nos olvida lo más importante de todo: el amor, la química, el deseo… no es racional.
Y ya para terminar de cagarla en lo que a relaciones se refiere, empieza el concurso de estrategias: Nadie quiere perder este juego y ya nadie se comporta como lo haría en realidad. Nos creamos un rol de “no me importa nada” (aunque nos importe y mucho esa persona) ya nadie quiere demostrar interés ni quiere tener el toque romántico dentro de la pareja (joder, a veces pienso que eso ya no se lleva) y simplemente pasan por nuestras vidas o por nuestras camas personas que estoy convencida de que en otra situación y con otra mentalidad, serían algo más que un “rollete” de fin de semana.
Puede que hayamos conocido a alguien que a simple vista se asemeja o lo que nosotros queremos, que cumple nuestras expectativas… ¿y qué hacemos para retenerlo? Nada, no hacemos nada, ¡Total… ¿para qué?! (Ni que hubiese gente compatible debajo de cada piedra).
En vez de aprovecharlo, conocerlo, disfrutarlo, empezamos a poner pegas a todo (parece que si no le ponemos alguna fallo a la historia…no puede ser real) a sacar cualquier posible combinación de acciones para intentar pillar al otro en un renuncio… y claro, así difícilmente podremos confiar en esa persona, pues creo que por desgracia no confiamos ni en nosotros mismos (porque nos damos cuenta de que hacemos con los demás eso que no queríamos que nos hicieran).
Has encontrado a alguien que puede aportar algo y de repente te entran mil dudas: ¿me dejo llevar? ¿Me hago la interesante? (si tiene que pillarse alguien esperamos siempre que sea el contrario quien se pille primero) ¿para qué voy a mostrar mi interés? (buff, no mejor no que seguro que después no me hace ni puñetero caso) No sé si los hombres le dan tantas vueltas, pero nosotras nos ponemos histéricas y éste es un pensamiento femenino por excelencia.
Miles de pensamientos llegan a tu cabeza, te entra el pánico y sacas el “escudo ANTI-CUPIDO” para defenderte de todas esas cosas que estás empezando a sentir. Te gusta y lo sabes (seguramente él o ella también se han dado cuenta) y un lugar de acercarte a esa persona, se te ocurre otro plan: Voy a ver si encuentro a alguien todavía mejor…y si no ya volveré con ella (vaya cagada, colega).
Somos tan idiotas, que dejamos escapar grandes personas, grandes momentos, grades historias por el hecho de creer que siempre va a aparecer algo mejor ( y si tienes pareja te lo vas a perder) y de una manera absurda e irracional dejas de ver con claridad lo que tienes delante de tus narices. Si él o ella son maravillosos, encantadores y tiene casi todo lo que estabas buscando (todo, todo…no lo va a tener). ¿Qué coño estás haciendo que no te la juegas?
Esa búsqueda incesante de “mejores opciones” sólo te hace perder la posibilidad de conocer a alguien que puede que “a priori” no sea al 100% lo que buscabas, pero puede también que con un poco de tiempo, dedicación y paciencia hayas encontrado la mejor opción sin ni siquiera haberte dado cuenta.