Todos sabemos que tener un perro es una responsabilidad.
Pero no somos conscientes muchas veces de que si la gente se
queja de los perros y de los dueños desaprensivos es por nuestra culpa.
Si de verdad nos aplicásemos para tener , en unos mínimos,
un perro educado, desaparecerían muchas quejas y mala fama que , con razón, se
difunden por ahí.
Cuantas veces hemos visto dueños de perros que no saben
controlar a su can. Cuantas veces hemos visto perros que se lanzan a perseguir
a corredores, ciclistas, niños, en una
loca carrera de ladridos y excitación. Cuantas veces hemos visto que una
persona se acerca a saludar a otra y el perro del visitado monta un pollo .
Cuantas veces hemos visto perros que hacen sus necesidades en cualquier lugar, en mitad de una calle
peatonal concurridiísma de gente, aunque luego el dueño lo recoja. Y así podríamos
seguir…
Todo esto hace que demos mal ejemplo. Todo esto hace que la
gente tenga miedo o repulsa por los perros, y con razón muchas veces.
Lo mejor de todo es que se puede solucionar. Si de verdad
los dueños se responsabilizan de su papel, se acaban los problemas, y el ir con
perro no supone un peligro en absoluto. Así se podrá ir con perro a todas
partes sin temor ni problemas con nadie.
Todo pasa por hacer del perro un buen ciudadano canino. Todo
pasa por enseñar al perro unos mínimos: no subirse encima de las personas,
callar a la orden, ir pendientes del amo, no perseguir niños ni ciclistas, estar
bien socializados, acostumbrados a hacer sus deposiciones en parques y jardines
y no en cualquier lugar...
Ya en
algunos países se está trabajando en este sentido. Y se examina al conjunto
dueño-perro para que haya compenetración y cumplan unos requisitos mínimos de civismo.
Revista Mundo animal
Todos sabemos que tener un perro es una responsabilidad.
Pero no somos conscientes muchas veces de que si la gente se
queja de los perros y de los dueños desaprensivos es por nuestra culpa.
Si de verdad nos aplicásemos para tener , en unos mínimos,
un perro educado, desaparecerían muchas quejas y mala fama que , con razón, se
difunden por ahí.
Cuantas veces hemos visto dueños de perros que no saben
controlar a su can. Cuantas veces hemos visto perros que se lanzan a perseguir
a corredores, ciclistas, niños, en una
loca carrera de ladridos y excitación. Cuantas veces hemos visto que una
persona se acerca a saludar a otra y el perro del visitado monta un pollo .
Cuantas veces hemos visto perros que hacen sus necesidades en cualquier lugar, en mitad de una calle
peatonal concurridiísma de gente, aunque luego el dueño lo recoja. Y así podríamos
seguir…
Todo esto hace que demos mal ejemplo. Todo esto hace que la
gente tenga miedo o repulsa por los perros, y con razón muchas veces.
Lo mejor de todo es que se puede solucionar. Si de verdad
los dueños se responsabilizan de su papel, se acaban los problemas, y el ir con
perro no supone un peligro en absoluto. Así se podrá ir con perro a todas
partes sin temor ni problemas con nadie.
Todo pasa por hacer del perro un buen ciudadano canino. Todo
pasa por enseñar al perro unos mínimos: no subirse encima de las personas,
callar a la orden, ir pendientes del amo, no perseguir niños ni ciclistas, estar
bien socializados, acostumbrados a hacer sus deposiciones en parques y jardines
y no en cualquier lugar...
Ya en
algunos países se está trabajando en este sentido. Y se examina al conjunto
dueño-perro para que haya compenetración y cumplan unos requisitos mínimos de civismo.
