Revista Educación

Si es lento, mucho mejor

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Aparece cada cierto tiempo en algún medio de comunicación,casi siempre asociado a la gastronomía. Se trata del slow movement o movimiento lento, una forma diferente de ver la vida en esta sociedad tan compleja, audiovisual y estresante. Esta semana ha hecho referencia a esta iniciativa el portal www.lainformacion.com. Hace años que descubrí esta corriente de pensamiento y acción, de la mano del libro de Carl Honoré Elogio de la lentitud y, aunque no aparece lo suficiente en mi existencia, de vez en cuando me acuerdo de esta filosofía, me paro, respiro profundo y decido iniciar el siguiente movimiento de forma lenta. Por ejemplo, el otro día, me recordó esta forma de actuar la tortuga de mi vecina, cuando, me imagino que después de caminar durante horas hasta dar con ella, se dispuso a comerse una hoja de lechuga.  Así que me puse a pensar en cosas que, sin duda, se disfrutan mucho más o se les saca más rendimiento si se hacen lentas:

  • El sexo.
  • La comida.
  • El deporte (y además se suda menos de golpe).
  • Leer (disfrutando de las palabras).
  • Caminar.
  • Pasear al perro.

Y aunque es más propio del mindfulness, también echo de menos esa época, en mi infancia, en la que si estaba jugando estaba haciendo eso,  justo, jugar. Y si comía, comía, no pensaba en lo que tenía que hacer a continuación. Ahora, se premia hacer muchas cosas al mismo tiempo y el que pretenda ir poco a poco, despacio pero con buena letra, es que ni produce ni es efectivo, sino un vago o un lento, en la más peyorativa de las acepciones de la palabra. Ya no escuchamos música y punto, la tenemos de fondo mientras trabajamos, por poner un ejemplo simple. Siempre siento envidia cuando mi madre cuenta cómo, en su juventud, en la casa todos se sentaban a escuchar por la radio Simplemente María. Sin más actividad. Qué sosiego.

Releo mi lista anterior y me doy cuenta de algo: seguir el movimiento lento es más difícil de lo que parece, porque conjugar el trabajo, la horita en la carretera, desayunar, comer y cenar lento, las tareas del hogar, el deporte que dicen que es necesario y pasear al perro en el mismo día (como tareas necesarias) excluye el sexo,  leer y escuchar música de forma exclusiva en la misma jornada… ¿Habrá algún movimiento que me aconseje cómo conciliar mi lista de imprescindibles con la lentitud y las 24 horas que dura el día?

Les dejo aquí un vídeo en el que dos jóvenes, que se lanzaron a pasar 40 días en la cama como forma de reivindicar este movimiento, dialogan con Carl Honoré. Dura 38 minutos… ¿Tienen el tiempo,  la calma y la paciencia para verlo entero?

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