
El malo malísimo, un conocido delicuente indio, pide para él y sus amigotes una tortilla. Aunque es complicado concebir una escena con una peligrosísima banda de delincuentes indios entregados a la vorágine de la tortilla... El atribulado cocinero entrega la tortilla en cuestión esperando que los clientes no se percaten de la falta de cebolla. No ha podido comprarla debido a su excesivo precio. Pero nuestro bellaco forajido, astuto como un zorro, no se deja engañar. Pujari, así se llama nuestro pérfido protagonista, al notar la ausencia en cuestión, monta en cólera y exige explicaciones a un mesonero cada vez más acobardado. Las tasas abusivas, los costes, el alza de los precios... meras excusas que caen en el saco roto de la sinrazón asesina del enojado y enajenado delincuente.Presa de locura homicida, falto de cebolla, Pujari enarbola su pistola y abre fuego discriminado sobre el atónito con el trágico resultado de su traslado, de urgencia, al hospital local.Moraleja: hay que aprender la lección, no hay excusa que justifique una tortilla sin cebolla...