Revista Coaching

Si GTD es un camino, camina hasta donde te dé la gana

Por Jofoba @jordifortunybad

Hace unos días estuve escuchando una conversación sobre las IA.

En ella comentaban que los comportamientos de un individuo son —o parecen— totalmente confusos y erráticos. Pero, si recopilamos muchos datos de muchos individuos, las IA son capaces de encontrar patrones; es decir, a nivel poblacional, las personas en el fondo nos comportamos de la misma manera.

Te cuento esto porque, a pesar de no ser una IA (ni ganas que tengo), recientemente se me ha manifestado de manera muy evidente un patrón. Concretamente, un patrón sobre la adopción de GTD.

Todo ha sido a partir de la respuesta —abrumadora, por cierto— a mi último post: Una nueva manera de aprender GTD, al alcance de todas las personas.

Muchas personas se han animado a enviarme un correo explicándome cómo les iba con GTD.

Todas comentaban de manera más o menos extensa detalles de su experiencia. Sus éxitos y sus fracasos. De dónde venían y dónde habían llegado. Y qué esperaban para el futuro.

Inesperadamente, el experimento ha dado como resultado un mosaico muy bonito. Compuesto por las experiencias de muchas personas con una inquietud común: mejorar su efectividad.

Y más allá de si a alguien le estaba costando más o menos. De si estaban encima de la tabla o debajo del agua. La mayoría de las personas tenían la misma sensación de que aún estaban lejos de aplicar GTD. Este es el patrón.

Con lo que la pregunta que me surge es, ¿cuándo consideran las personas que están aplicando GTD?

Y, a la vista de las respuestas, parece ser que hay cierta unanimidad en que no aplicas GTD hasta que no estás al nivel del mismísimo David Allen.

O bien, cuando ya has marcado el check en todos los ítems de la jerga GTD.

Como una colección de cromos: ¿Contextos? ¡Tengui!, ¿Revisión Semanal todas las semanas? ¡Tengui!, ¿Áreas de responsabilidad? ¡Falti!

Incluso hubo alguien que se cuestionaba, sobre si, en el fondo, no es una estrategia comercial de la David Allen Company para mantenerte como cliente cautivo.

Muchas veces te he mencionado «el camino para dominar GTD», un camino de mejora que nunca se acaba. Pero, sinceramente, no era consciente del lado perverso de este mensaje.

Lo he sido ahora.

GTD es una recopilación de una serie de buenos hábitos productivos. De comportamientos que permiten a todas las personas ser más efectivas.

¿Aplicar uno de los comportamientos ya es aplicar GTD?, ¿o no aplicas GTD hasta que no has interiorizado todos los comportamientos que describe el manual?

En mi opinión es un debate absurdo.

Porque la efectividad son básicamente sensaciones.

Así que la pregunta de ¿«cuánto» GTD aplico? es improcedente. La pregunta es más bien: ¿cuáles son tus sensaciones con lo que estás haciendo?

Si con pocas listas, o haciendo tus revisiones cada quince días, o sin definir las áreas de responsabilidad, te sientes bien, ¿para qué necesitas más?

No hace falta que te ruborices explicando que aún te falta. Si vas bien, no te falta nada. Y lo puedes afirmar con la cabeza bien alta. Aunque, por ejemplo, —ahora mismo— de la formación que hiciste, pienses que estás utilizando un 20 % de todo lo que se vio.

Si necesitas más, ya lo sentirás. Y ya veremos entonces por dónde continuar.

Esta es la intención positiva de hablar del camino. Porque sí que hay muchos descubrimientos que seguramente aún puedes hacer, y que seguro que te pueden venir bien, pero no son una «obligación».

Lo que, sí o sí, tienes que evitar, es cargar con la losa del «no uso GTD del todo».

Si GTD es un camino, tú puedes recorrerlo hasta el punto que te dé la gana y a la velocidad que te dé la gana.

Nadie dice que tengas que llegar al final —si es que lo hay—, ni que tengas que hacerlo a una velocidad determinada.

La entrada Si GTD es un camino, camina hasta donde te dé la gana se publicó primero en Efectivitat.


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