Getting Things Done (GTD) ha aportado una mejora real a tu vida? Has ordenado tus asuntos, te has alejado del estrés y la sensación de sobrecarga permanente, no lo dudo. Pero, ¿Has ido más allá de estos primeros triunfos?
Tengo la sensación de que mucha gente, un servidor también, no profundiza ni reflexiona sobre lo que ocurre en relación a su actividad.
Hablo de los pasos a dar después de las primeras mejoras experimentadas con GTD pero me temo que es extrapolable para cualquier sistema o no-sistema de productividad personal.
Hacer uso del sentido crítico
Antes de utilizar GTD me dejaba arrastrar por las circunstancias. Era reactivo. Iba saltando de una tarea a otra según dando prioridad a las actividades más recientes y más atractivas en detrimento de las más importantes.
Con GTD consigo llevar orden a mi rutina, obtengo resultados y alejo el estrés. Las piezas van encajando como si de una partida de Tetris se tratara.
El espacio ganado es ocupado por nueva actividad. Nuevos proyectos o actividad que antes no podía asumir y demoraba o quedaba sin realizar. Al poco tiempo vuelvo a estar igual de ocupado y de insatisfecho. Más capacidad para finalizar pero la misma insatisfacción. ¿Qué pasa aquí?
El sentido crítico nunca había sido uno de mis fuertes. De hecho lo que describo en las líneas anteriores es el síndrome de “estoy ocupado, me siento importante“ donde uno piensa que por el simple hecho de hacer cosas estás avanzando.
No te paras a pensar si lo que haces es lo que tienes que hacer. Al obtener los primeros resultados y experimentar cierto alivio has dado por bueno las mejoras realizadas en tu rutina y has activado el piloto automático.
No hay una reflexión sobre el propósito de tu actividad. Haces lo que haces porque es lo que has hecho siempre y lo haces como lo haces porque así lo dicta GTD.
Se exigente con lo que dejas entrar
En primer lugar intentemos conservar el nuevo espacio creado aumentando la exigencia con lo que hacemos y aumentando el músculo para decir NO a lo que no nos aporta nada relevante. Establezcamos filtros de entrada al sistema de listas y de archivo.
Para discernir mejor lo que tienes que hacer, de lo que puedes aplazar o puedes desestimar te propongo:
- Utiliza el doble No. Cuando proceses un item de tu inbox/bandeja de entrada te preguntas si es una acción/proyecto o si no lo es, si es algo a archivar. La respuesta por defecto debe ser No – No. No dejes entrar basura a tu sistema porque si.
- ¿Lo tengo que hacer esta semana? Si es una actividad y no tiene una fecha de vencimiento objetiva pregúntate si tienes que hacerla durante la próxima semana. ¿Experimentarás algún tipo de inconveniente si no lo haces? Si la respuesta es No, envíala a Algún día/tal vez.
- ¿Realmente debo hacerlo? Revisas la lista Algún día/Tal vez durante la revisión semanal. Te encuentras la actividad demorada por el anterior punto y acumulada durante semanas. Pregúntate si vale la pena hacerla. ¿Te aporta algo significativo? ¿Pasará nada si desaparece? Si la respuesta es un No-No, borra y dejar de acumular mierda.
Parece que pensar nos provoca dolor físico. Sólo así se explica la falta de exigencia con la gestión de la actividad. Dejar de permitir la entrada y mantener actividad en tu sistema de listas de forma preventiva!
Cuando pienso en lo que quiero…
La otra parte del problema es la falta de reflexión sobre lo que haces. Tienes un cierto control sobre el día a día pero no te planteas que quieres conseguir, que es importante para ti. Tienes mentalidad de microgestor y te falta dar el paso hacia la de comandante en jefe.
Pensar en los niveles de perspectiva. Ordenar tu futuro como has ordenado tu día a día. Hacer la reflexión de que quieres y esbozar una visión de futuro a partir de la cual te puedas plantear objetivos relevantes.
Hacerlo de forma honesta es una actividad que se mueve en un rango de incómodo en terrorífico. Significa cambiar cosas de tu rutina, enfrentándose a la incomodidad o al miedo generado por creencias limitantes.
Nos escondemos y volvemos a lo que ya conocemos, la actividad de siempre para llenar el día a día. Buscamos confort y recurrimos al ruido de actividades poco relevantes para llenar el vacío.
¿Qué se me ocurre para encontrar algo que me permita articular los recursos en forma de tiempo y energía de forma más inteligente?
- No hacer nada nuevo. Bascular los recursos liberados (energía + tiempo) a otras áreas de responsabilidad como la familia y los amigos. Ganar tiempo de calidad con experiencias personales.
- Aumentar la calidad de lo que ya haces. Pensar en cómo planteas tu actividad, que sobra, que falta, que puedes delegar, que puedes externalizar, que puedes automatizar.
- Descubrir que quieres. Comienza por revisar qué aspectos de tu vida puedes mejorar y que quieres en tu largo plazo.
Los dos primeros puntos son poco ambiciosos pero posibilistas. Los encuentro idóneos para continuar con la obtención gradual de resultados y mejoras reales en la rutina de todo practicante de GTD.
El último punto me parece especialmente duro. Si no lo tienes muy claro te recomendaría el concurso de una persona externa y ajena a ti, un coach que te guíe desde el descubrimiento de tu propósito hasta la definición de la visión de futuro que quieres.