Comparto la reflexión de quien fue el director de mi escuela secundaria. Un docente del cual aprendí muchas cosas, que me brindó decena de oportunidades para crecer y del cual valoro su motivación para enseñar. Me estoy refiriendo a Eduardo Hourcade, ex-director de la ESB (Escuela Secundaria Básica) 39 de Juan María Gutiérrez.
Una vez, alguien me preguntó algo que, debo admitir, tomé casi como una acusación: si la educación de antes hubiera hecho las cosas bien, estos dirigentes de ahora serían mejores… ¿no cree?. Hoy creo que ya se lo que le voy a responder.
Los docentes, como actores privilegiados del hecho educativo concreto, cara a cara con nuestros estudiantes en el aula, debemos ofrecer herramientas para una mejor comprensión del mundo en que vivimos, transmitir un acervo cultural construido y reconstruido permanentemente, creando conciencia acerca de la responsabilidad y el derecho a participar en él por parte de las sucesivas generaciones, y enseñar, además de los contenidos prescritos, a creer y confiar en sus potencialidades, a confiar en los principios y valores democráticos, y a cultivar el respeto, el compromiso y la solidaridad.
Hay cientos de miles de docentes, maestros y profes a lo largo y ancho del país, que diariamente lo hacen. Tengo la enorme fortuna de conocer a algunos por lo menos. Y si cuenta eso de que “para muestra basta un botón”… Muchos de ellos me formaron durante estos 52 años de escolaridad que llevo encima, cuando fui estudiante, otros compartiendo como colegas instituciones y proyectos, y muchos más como estudiantes dentro de las aulas,a lo largo de tres décadas.
No sé porqué el mundo está como está, o en todo caso, no puedo vislumbrar la responsabilidad que nos cabe a los docentes en ello. Sinceramente lo digo.
Lo que sí creo…. no. De lo que sí estoy convencido, es que desde la Escuela uno sólo puede enseñar que hay otro mundo posible, y que hay otras maneras, siempre, de hacer las cosas. No es poco.
De ahí en más…. solo queda esperar a ver qué hizo cada uno con nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras acciones, que siempre son modélicas, cómo las tradujeron a sus experiencias, y finalmente, cómo manejaron SU libertad, optando por manejarse en la vida tomando decisiones cotidianamente.
Para eso los preparamos. Para eso se preparan mientras van creciendo.
¿Qué te genera ésta reflexión? A mí me parece que es posible torcerle el brazo al sistema. Freire no estaba tan loco cuando propuso una forma nueva de educar en las escuelas.
Un docente enseña cuando deja ese lugar de saber que lo pone por sobre sus alumnos, para pasar a ser alguien que dejará una huella en la vida de quienes estudian. Eso sí. Para mí, de eso se trata aprender.