A los que me atacan
Muchas veces me preguntan mis seguidores si he recibido algún ataque o amenaza por decir lo que digo. Siempre digo que no. Pero no es cierto. Hay unos pocos que me atacan, acosan y calumnian, y curiosamente son todos activistas contra la geoingeniería. No sé si serán trolls o qué, pero esa es la triste realidad. H. y M. se han atrevido a llamarme por teléfono para decirme con voz autoritaria y agresiva que no debo hablar de satanismo porque eso resta credibilidad a mi activismo pro Cielos Limpios, cuando el ex-jefe del FBI, Ted Gunderson fue precisamente famoso por denunciar ambas cosas: el pedosatanismo de las élites y la modificación intencionada del clima por dispersión de aerosoles tóxicos (menudo esfuerzo para no decir chemtrails...) Y al ver que no les hago caso, ofendidos y resentidos, no paran de ponerme de todos los colores en cuanto chat o foro tengan a mano.Ellos no tolerarían que yo hiciera públicas nuestras conversaciones privadas, pero lo hacen con las mías. Ellos no consentirían que les llamara para ordenarles lo que tienen que hacer o decir, pero este pequeño grupo autoritario, tirano e invasor, se cree en posesión de la Verdad y no conocen el respeto ni la educación. A todos ellos les digo que por los hechos se nos conoce. Y creo que mi recorrido da harta muestra de mi buena fe y, creo, de mi buen hacer.
Las élites comen niños
Pues sí, Señoras y Señores, las élites aristocráticas y financieras que controlan la sociedad occidental moribunda, valga la redundancia, ya que occidente es donde muere el Sol, son satanistas, es decir, que creen que su poder les es concedido por Satanás.Y, para seguir en el poder, creen que tienen que realizar actos lo más abominables posibles. Cuánto más abominable, más contento se pone su anti dios, luego más poder les da.
Lo más horrible es matar. Peor aún es matar a un niño inocente. Cuanto más inocente, peor. Luego sus víctimas preferidas son los recién nacidos. Peor aún es violarlo antes de matarlo. Pero todavía peor es cortarle un pie mientras lo violas. Y todavía peor es comérselo. Pero hay más. Lo más terrible es obligar a la madre a comerse a su propio hijo.
Esto no lo digo yo, sino testigos. Pasen y vean.
Cuando la borregada se entere de que las élites funcionan así, comprenderán que rociar a la población con veneno para matarla de hambre, de sed, de enfermedades... es, para ellos, una nimiedad cuando no una necesidad.
A continuación, podemos constatar cómo los artistas entronizados por las élites, imponen, sin pudor e impúnemente a nuestro insensibles ojos, las víctimas de sus rituales satanistas.
DAMIAN HIRST es SATANISTA