Revista Salud y Bienestar

Si Mahoma es inteligente, también va a la montaña

Por Saludyotrascosasdecomer
Hace unos días tuve la enorme suerte de participar en la primera reunión de este año de los Seminarios de Innovación en Atención Primaria, que en esta edición versarán sobre el intertesante tema de la Inteligencia Sanitaria. El primer encuentro abordaba el tema desde una perspectiva macro, desde la óptica de la planificación y la política sanitaria.
Una de las muchas cosas que contó Josep Figueras, director del Observatorio Europeo de Políticas y Sistemas Sanitarios, fue qué cosas podemos hacer como profesionales de a pie para poder influir en las decisiones a nivel político y poder atraer hacia nosotros la visión del que finalmente (nos guste o no) toma las decisiones. Interesante cuestión, si lo que se trata es de que, en definitiva, se nos tenga en cuenta (cosa que parece que no tenemos siempre claro ni nosotros mismos).
¿Qué podemos hacer, pues? En primer lugar, si el político se está rebanando los sesos intentando responder a una cuestión que le acucia, darle, si estamos en disposición, la respuesta. No desde una pose normativa sino técnica, sin cargas emocionales ni ideológicas. Ese podría ser el cebo, la manera de ganarnos su confianza. La cosa no puede quedar ahí: es necesario también "hablar el lenguaje político", y, como no, saber leer el momento político, intentar descifrar "lo que toca y no toca hacer" y si está o no en la "agenda" (lo que él llama, gráficamente, si están o no abiertas las "ventanas de oportunidad"). Por último, el mejor ambiente para poder hacer llegar nuestra perspectiva es en el encuentro cara a cara, y si es posible, de una manera informal.
Lógicamente, los profesionales de a pie no formamos parte del grupo Bilderberg, ni tenemos la oportunidad de tener encuentros casuales ni informales con los políticos en entornos que propicien el acercamiento de posturas. Lo lógico es, precisamente, que sea misión imposible que un cualquiera pueda acercarse a hablar amistosa y cálidamente con un político, aunque sea un "simple" consejero de sanidad. Así que, ¿somos nosotros los que debemos buscar y forzar el encuentro con el político para hacerles llegar nuestra visión sobre los temas candentes de la sanidad española o es el político el que debe bajar a la arena y preguntarnos?
A esta cuestión, Figueras, sin dudarlo, vino a responder que nosotros, si somos inteligentes, debemos saber buscar y propiciar el encuentro con el político si lo que queremos es que a la hora de tomar las decisiones nuestra opinión cuente para algo. Pero por otro lado, un político inteligente debe saber también buscar y abrir "ventanas de participación", simple y llanamente preguntándonos.
Y yo me pregunto (os pregunto también a vosotros): ¿cuándo fue la última vez que un político vino a preguntarme mi opinión?
Tome nota, señor político. Si Mahoma es inteligente, también va a la montaña. Y si puede ser, por favor, no antes de unas elecciones...

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