Luego del bienvenido reinicio de las relaciones entre cuba y USA, se esta pasando gradualmente de la fase inicial de euforia, de expectativas, etc., hacia la fase de la evaluación de los pro y los contra de tal reinicio.
Y esta evaluación las realizan por igual las dos partes.
Por parte del gobierno de la isla se disfruta plenamente de esta bocanada fresca de aire y de un nuevo impulso a la fidelidad del pueblo en la desgastada confianza hacia sus históricos lideres.
Por tal razón el gobierno ya anuncia su próximo congreso del PCC, en donde se analizará el alcance de las medidas tomadas por dicho gobierno, así como la futura estrategia encaminada a seguir con la sartén por el mango.
A decir verdad no tienen prisa, sobre todo luego de su victoreada dosis de oxigeno “Made in USA”. Que la isla se rompa en pedazos no es su prioridad.
Por la parte de USA se realizan pasos para poner a funcionar la embajada, aun en contra de todas las fuerzas que se oponen a ello.
Donde si se ha notado una reculada es en los potenciales inversionistas en cuba. Y en aquellos que pensaron salir corriendo a comprar propiedades, hacer negocios, generar capital y dinero a costa de un mercado virgen.
Y es que no podía ser de otro modo.
La apertura de la isla hacia USA es solo cuestión de marketing, no es honesta , ni se busca en realidad el progreso del pueblo cubano, de ahí que los empresarios yanquis se afilaron sus dientes, pero olvidaron que en cuba solo hay un bando que corta y reparte el bacalao.
Por lo tanto se ha iniciado el predecible frenado a los que pretendían aprovechar esta nueva oportunidad de mercado.
El problema con eso es que a la hora del billete, al que intentes frenar se desviará para otro lado.
Gracias
Raudelis