



La película dura casi dos horas pero deseas que sea más larga, tal es la belleza de sus imágenes, con precisos toques dramáticos a cargo de los sufridos personajes que esperan años y años para conseguir entrar en Los Estados Unidos y que están retenidos en la frontera mexicana, así como el delicado largo pasaje del viaje al pueblecito mexicano donde asisten a una religiosa ceremonia donde las parejas de casados asisten con notable fervor para ofrendar su amor.

La escena del olivo y el beso entre la pareja protagonista mientras ella tapa las olivas caídas del árbol es exquisita y de notable ternura. Una cinta que parece mentira que a mis años no la hubiera visto antes y que ahora doy gracias a Dios (soy creyente, qué se le va a hacer) por haberla visto. Me ha retrotaído a mis tiempos donde iba descubriendo las grandes películas y mi amor al cine iba creciendo. Una película, creo, de visión obligatoria.