Revista Cultura y Ocio

Si no es ahora… Entonces ¿Cuándo?

Publicado el 03 enero 2015 por Águeda Lorena García González @aguedlgg

ahora es el momento perfecto

Después de los latigazos emocionales que me he llevado en estas “fiestas” tan familiares, tan de cariño, tan de “estar juntos”, de buenos propósitos y de pedir deseos que en  mi caso no se han cumplido… Toca volver a poner los dedos en el teclado y los pies en el suelo.

He tenido un montón de reuniones con amigos, de conversaciones interesantes y de gratos momentos, pero al igual que yo, estoy segura que también muchas personas han sentido que esos momentos estaban viviéndose a medias  porque faltaba alguien o algo para que fuesen momentos completos.

Una vez me contaron un cuento de esos con moraleja, en los que la vida se nos pasa esperando mejores momentos: esperamos un trabajo mejor, que mejore nuestra relación (si es que va mal) que mejore nuestra economía o nuestro empleo, que crezcan nuestros hijos, que terminemos de pagar la hipoteca… Esperamos que cualquier cosa que venga sea mejor que lo que tenemos hoy.

Es cierto, todos esperamos que mañana sea mejor, sea más fácil…que duela menos. Pero las 24 horas que nos separan de mañana son horas que vivimos esperando sin prestar atención a lo que hacemos, a quién nos rodea o a lo que tenemos.

Yo he vivido mucho tiempo esperando que el viento soplase a mi favor… sin trabajar en ello, porque pensaba que el viento soplaría y resolvería mis problemas y mientras una espera los días pasan, las noches llegan, la vida se consume… y yo la vivo a medias.

dejar de pensar

Los psicólogos (no soy psicóloga pero sé un poco de eso) hablan de algo que se llama “postergación” (dejar para mañana) y se utiliza para aquellas personas que por falta de interés, por indecisión, por vagancia o por las razones que sean, no se enfrentan a las cosas que viven o a los problemas que tienen,  porque  el momento actual no es el mejor para hacerlo o al menos ellos creen que más adelante será mejor momento para hacer eso que dejaron pendiente.

Igual que para eso, muchos postergamos la felicidad para momentos futuros con la certeza personal  (que de certeza nada de nada) que más adelante seguro que somos más felices, más ricos, más queridos, más independientes, mejor preparados… Una promesa vacía que nos hacemos a nosotros mismos para no disfrutar del presente… para  evitar ser felices ahora. Como si la felicidad que ahora podemos disfrutar no fuese suficiente.

La felicidad es ahora. Mañana quizás no llegue o no sea como tú lo esperabas ¿Y si mañana fuese peor?  ¿Y si pensabas hacer ese viaje a los 60 y después la salud te lo impide? ¿Y si pensabas perdonar a alguien mañana y  su muerte inesperada no te deja? ¿Y si creías que sería mejor amar dentro  de un tiempo… y después es demasiado tarde?

Si no es ahora ¿Cuándo? ¿Cuándo vas a ser más joven de lo que eres ahora? ¿Cuándo vas a tener más fuerza que ahora? ¿Acaso  tienes la certeza de que tu vida saldrá según tus planes?

Y como teoría es perfecta ¿verdad? En cambio, la experiencia  me dice que vivimos esperando que llegue mañana y criticamos a los que viven con su bandera del “carpe diem” como si cometiesen un pecado o un error por vivir el presente… ¡Ilusos nosotros que vivimos a medias porque no nos llega la felicidad que en el momento actual la vida nos ofrece!

Hay una canción que dice: ”A veces pienso que en la vida hay tres bandos: unos que viven, otros que intentan los terceros…sólo sueñan”

Para este 2015 yo no voy a ir al gimnasio, creo que no voy a dejar de fumar (me va tocando, lo sé), no pienso ponerme a dieta (creo que podré soportar mis 54 kg de peso) ni pienso programar un viaje (porque no tengo una cuenta secreta en Suiza) este año mi propósito es vivir tal como venga… y a ver qué pasa.

nunca serás más joven que ahora

Y que mientras ocupo mi tiempo en lo que sea… mi mente no piensa, mi corazón no sufre y mi alma no desespera.

Porque esperé 6 meses a que algo o alguien volviese (a despertarme de una pesadilla, esperé recuperar mi vida, mis creencias, mis costumbres, la compañía…) y mientras esperaba me negué a vivir, me negué a olvidar, me negué a ponerme los zapatos y caminar hacia delante… Sí, yo postergué mi  vida, la aplacé. Respiraba porque había que respirar y me levantaba porque había que levantarse y así día tras día.

 Y llegó Navidad (donde según las pelís todo es posible… desde ganar el Gordo de la lotería, reconciliarte con amigos y  hasta recuperar un amor imposible) y pedí un deseo… y el deseo no  llegó.  Lo que llegó fue una confirmación todavía más dura “de que hay  cosas que no pueden ser y además son imposibles” y ya no tengo excusas, ya no tengo razones para “postergar”  ni mi vida ni  mi felicidad.

Es fácil flagelarse y auto compadecerse, mirarse en el espejo y decir “ya vendrán tiempos mejores” ¿y si no vienen? ¿Y si es lo que me ha tocado por destino?   No hay que conformarse con cualquier cosa pero hay que aprender a disfrutar de lo que uno tiene ¿no?

Si no es ahora ¿Cuándo? Inevitablemente sólo hay una oportunidad  de vivir y cada segundo que dejamos pasar, es un segundo menos de “presente” y ni siquiera tenemos la certeza de que lleguemos a mañana.

Y la Rubita se niega a seguir dándose latigazos emocionales, a vivir de recuerdos, a esperar lo que no llega mientras desperdicia sus días… Ahora es el momento… No aplaces tus decisiones ni tus miedos ni tus dudas… Porque quizás mañana no haya tiempo.


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