Si no hay "uno", tampoco hay "otro". Nada es uno ni otro, nada es hombre ni no-hombre, y nada existe verdaderamente o, por mejor decir, nada existe en absoluto. Puesto que lo que existe aparentemente lo hace gracias a lo que existe verdaderamente.
Según Plotino, el número no puede ser negado con el pensamiento, ya que subyace a todo pensamiento:
Si, pues, ni siquiera es posible pensar algo sin el uno, o sin el dos, o sin algún número, ¿cómo puede dejar de existir aquello sin lo que no es posible pensar o decir algo? Porque decir que no existe lo que, si no existe, ni siquiera puedes pensar o decir una cosa cualquiera, no es posible, antes bien lo que se precisa en cada caso, para la formación de todo pensamiento o lenguaje debe existir previamente al lenguaje y al pensamiento, porque así es como puede ser utilizado para la formación de los mismos.