Me ha encantado desmontar las cosas desde que era un crío. Adoraba el simple hecho de coger un destornillador, quitar los tornillos de lo que fuera, e intentar comprender cómo funcionaba por dentro. Luego siempre estaba el asunto de que me sobraba alguna pieza al volver a montar todo… pero supongo que ya tenía la manía de “optimizar” todo desde pequeñajo
El caso es que a medida que han pasado los años, cada vez es más complicado hacer esto, ya sea para arreglar algo, o para intentar mejorar un dispositivo. Algunos fabricantes como Nintendo han decidido no usar tornillos estándar. Otros como Apple directamente no usan tornillos, y debes valerte de unas herramientas especiales para abrir un simple iPod. Y eso por no hablar de algunos fabricantes de relojes, que parece que tienen como objetivo principal el impedirte cambiar una simple pila de botón. Por eso me ha llamado la atención el Self-Repair Manifesto de los chicos de iFixit.
Si no fuese por esta web, mi iPod Touch sería ahora basura digital. Hace tiempo se me cayó al suelo, y a pesar de llevar una funda, la pantalla se quebró por varios sitios. El cacharro me había tocado en un sorteo, y además estaba fuera de garantía, por lo que una reparación “oficial” me salía casi más cara que un reproductor nuevo.
El caso es que después de ver la guía para arreglarlo, compré un kit de reparación en eBay por 13 Euros, y me puse manos a la obra. Cuando me puse a desarmarlo, me di cuenta de dos detalles: que a los ingenieros de Apple les encanta miniaturizar, y que hacen sus dispositivos para que se autodestruyan a la mínima en manos no “autorizadas”. Hay que tener un cuidado terrible para algo tan simple como quitar la batería, y volver a montar todo tampoco es moco de pavo.
Por fortuna, la aventura tuvo un final feliz. Sin embargo, me apena que algo tan aparentemente simple como reparar un trozo de cristal no esté al alcance de cualquiera, y que generalmente tengamos que tirar a la basura muchas cosas porque el arreglo cuesta demasiado, o porque es más caro que comprar algo nuevo. Quizás es el resultado del avance de la tecnología, o puede que sean las consecuencias de un capitalismo salvaje, pero me apena que mis hijos no vayan a tener tan fácil el hecho de poder trastear con sus cosas.