El funeral de Suárez es el lavado de cara del régimen del 78. Los que hoy habitan esa fábrica de tristeza que es el PP, clavaron, desde la UCD y Alianza Popular, sus afilados cuchillos en la espalda de Suárez. El PSOE de los referentes Felipe González y Alfonso Guerra estuvieron de acuerdo en un gobierno de concentración nacional presidido por un militar. Santiago Carrillo, que ya había usado a CCOO para sacar a los trabajadores de la calle, pactaba con quien hiciera falta para seguir mandando. El relato de la transición es un baúl de mentiras que huele a rancio, a mentiras de familia, a cadáveres en el armario y en las cunetas. Y si encima no sabes quién era Armando López Salinas ¿vamos a dejar que nos sigan robando nuestra memoria?
(Aquí podéis saber por qué nos han hurtado a todos aquellos que anticiparon nuestra rabia: http://www.publico.es/443499/armando-lopez-lo-que-no-se-gana-en-la-calle-no-se-gana-nunca-en-la-mesa-de-negociacion)