Todos tenemos marcado en el recuerdo el momento en que Mufasa muere en El rey león, el juego de Jumanji o las trampas de Kevin en Solo en casa. Hay ciertas películas que la gran mayoría de nosotros ha visto y nos encanta revisitar y volver a disfrutar una vez que somos mayores, pero hay otras cintas que devoramos de pequeños y se han quedado en nuestra infancia, sin pasar a formar parte de la memoria cinéfila.
Quizás no recuerdas el maravilloso mundo de Los Borrowers, el comando de élite de Pequeños Guerreros o las mil y una aventuras de Un ratoncito duro de roer. La mente funciona así. Un día desbloqueas por accidente un montón de recuerdos que habías olvidado y parece que te trasladas al salón de tu infancia. De eso va este especial, de recordarte todas esas películas que creías olvidadas pero que vuelven a tu mente con un solo fotograma. ¿Cuántas de estas alquilaste en un videoclub? ¿Cuántas viste una y otra vez antes de tener que devolverlas?
Pocos años después de que Toy Story nos enseñase que nuestros juguetes tienen sentimientos -y que hiciese que nos sintásemos culpable cada vez que teníamos que deshacernos de uno- llegaba el comando de élite de Pequeños guerreros. La película empieza cuando Gil Mars, ejecutivo de una juguetera, desarrolla un plan para que los juguetes de acción real puedan salir de sus cajas, pelear y atacar. Así, los hombres de Chip Hazard y los Gorgonitas de Arquero cobran vida y están dispuestos a liarla.
En La llave mágica, Omri es un chico de 9 años que, durante su último cumpleaños, recibe regalos demasiado convencionales, incluido un viejo armario con una llave. Aunque lo mira decepcionado, pronto descubre que, al meter cualquier objeto inanimado dentro, éste cobra vida como por arte de magia. Así se hace amigo de Pequeño Oso, un nativo norteamericano que se convertirá en el confidente de Omri, pero, en realidad, quiere regresar junto a su familia. Frank Oz (Cristal Oscuro) es el que está detrás de la película de fantasía.