Revista Libros

Sí pero no

Publicado el 28 junio 2011 por Jcgarrido @jcgarridodp
Este miércoles, retomamos la limitación de velocidad de 120 km/h en autovías y autopistas. La anterior medida, que limitaba la velocidad máxima a 110 km/h, encarna el paradigma perfecto de ley “Zapatero”: provisional, cosmética, chapucera y de más que dudosa eficacia.A pesar de llevar más de siete años en el poder, nuestro presidente todavía no ha logrado desprenderse de ese estigma de recién llegado y un tanto advenedizo; de ese aire de novato que, a cada momento, está obligado a demostrar (o al menos intentarlo, aunque sea en vano) que no se encuentra en el cargo por casualidad, incapaz de admitir que no sabe qué hacer o, simplemente, que no hay otra cosa que hacer que esperar a que escampe el chaparrón; de esa forma de gobernar dubitativa y de cara a la galería, en la que cada paso es ejecutado con vacilación y sin dejar de observar las reacciones para recular al menor indicio de descontento. De ahí esas medidas apresuradas, improvisadas en el café previo al consejo de ministros, con las que pretende ilusoriamente convencer a sus cada vezmenos numerosos votantes que el gobierno no se encuentra de brazos cruzados.Por eso tenemos este ejecutivo de ahora sí y ahora no, de un pasito p’alante y un pasito p’atrás, del quiero y no puedo, de las buenas intenciones y las meras apariencias, de principios de boy scout y ramalazos de asaltaconventos.ZP se encuentra sitiado: no le quieren los suyos, ni los ajenos, ni el capital. Es bien probable que ahora mismo, de no haber fallecido, no lo hubiera querido ni la madre que lo parió. ZP es un apestado, y eso no es lo peor, sino que todos lo saben, por eso los partidos de taifas le piden un precio cada vez más abusivo por los apoyos de los que precisa para sacar adelante cada ley, aunque no se molesten en disimular los escrúpulos e incluso hagan alarde de ellos.ZP, con su pueril voluntarismo y sus medias tintas, ha sido el mandatario más dañino para el país de la historia de la democracia, pero ahora ya no sólo es un lastre, sino un cadáver político que está contaminando con su insalubre putrefacción todo a lo que se arrima.Háganos un favor: márchese cuanto antes y descanse en paz.

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