Si sabes adonde vas, ya tienes mitad del camino andado.

Una vez alguien me dijo que visualizar tus metas te ayuda a conseguirlas.

Yo nunca supe como hacerlo, mas que nada porque nunca he tenido metas o sueños muy específicos, que se pudieran retratar. Siempre he deseado algo, pero lo veía envuelto en una niebla, y no sabia como identificarlo.

Sabia la forma como quería vivir, y sabia que quería ser libre siempre. Libre para decidir, libre para ir y venir, libre para volar adonde el viento me llevara.

Sabia que mi vida tenia que ser verde, cargada de aromas y sensaciones. Pero no era capaz de ver nada mas.

Tengo esta imagen de abajo desde hace un tiempo y cada día me pierdo en ella duarnte unos instantes.

Me dice algo, me transmite mucho.

Entonces hoy me he dado cuenta de que esta es una de las imágenes que mejor simbolizan mis ideales, mis anhelos. Eses sueños que nunca he sabido identificar. Esa sensación que transmite, es todo lo que siempre he querido en mi vida.

Porque a pesar de que yo no tuviera muy claro cuales eran mis planes o metas, lo que siempre he sabido es que quería dedicar mi vida a hacer jardines. Fuera como jardinera del ayuntamiento, como paisajista en un despacho o como botánica.

Quería ser capaz de hacer con que personas a quien les da igual una planta,  flor o árbol, hacer con que estas personas a quien el olor de una rosa les es indiferente, pasaran a sentir la importancia del contacto con la naturaleza.

Quería hacer jardines capaces de sacar el lado sensible de cada uno, porque siempre creí que así tal vez el mundo a mi alrededor podría ser un poco mejor.

Todo esto me hizo recordar una situación familiar hace mucho tiempo ya, cuando me han aprobado en la Universidad para la carrera de Ingeniero Agrónomo.

A mis padres no les hacia ninguna gracia esta carrera. Y fue muy, pero muy complicado convencerlos. Por mil razones no querían ni siquiera discutir la posibilidad de que yo me fuera. La universidad estaba muy lejos de casa, yo era muy joven y ellos muy controladores.

Según decían a mis 17 años, era muy ingenua y tenia una idea equivocada de futuro. Estudiar agronomos era hacer una carrera de 5 años, simplemente para pasar mi vida trabajando con la azada. Decían que no tenia ni idea de lo que era la vida.

La decisión ya estaba tomada. Por su parte y por la mía. Pero por suerte siempre he sido mucho mas cabezota y determinada que ellos. Sabia que si no me dejaban ir aquel año, en el siguiente volvería a intentarlo. Y ya no me podrían impedir porque seria mayor de edad.

Así que no hice chantajes, ni me rebelé.

Solamente les dejé claro que estaba decidida, y si no era aquel año, en el siguiente me largaría a estudiar.

Porque en aquellos momentos la forma que me parecía la correcta de empezar mi camino era estudiando una carrera que me enseñara como funcionaban las plantas, los cultivos, la tierra, los nutrientes del suelo, el clima.

Un día decidí dejarles un mensaje en la nevera. La nevera de mi madre era sagrada y fría como ella misma. Ni fotos de la familia, ni mensajes de cariño, solamente su colección de imanes de pinguinos.  Que no se le ocurriera a nadie tocarles.

En una hoja de papel escribí: “Si sabes adonde vas, ya tienes mitad del camino andado.” y la colgué entre los pinguinos.

Fue una locura hacerlo, porque toqué a la colección, y eso le enfurecía a mi madre. Pero de alguna forma mágica, funcionó.

Creo que entendieron que tenia las ideas claras y que no iba a rendirme.

Me fui a estudiar y a ser libre, a recorrer mi propio camino.

Y sí, es verdad que no tenia mis metas claras, o grandes planes de futuro. Pero había una emoción que me guiaba, unos anhelos que me empujaban.

Hoy ya soy capaz de visualizar alguna de mis metas con claridad.  Pero aun me dejo guiar por sensaciones, por el instinto. Y sí, por imágenes y sitios que me transmiten cosas buenas, que transmiten paz.

Creo que es la mejor forma de llegar al sitio al que uno pertenece.

Monique Briones