Revista Opinión

Sí se puede

Publicado el 20 junio 2015 por Diego Navarro @diegonavarro
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Lo que parecía imposible, lo logramos, de repente a casi todos nos interesa la política. Para lograrlo solo eran necesarias dos cosas: convertirla en un espectáculo con lenguaje televisivo; cambiar los modos, las proyecciones y acercar los mensajes a la juventud. Siempre he creído aquello que nos han contado que dijo un día Aristóteles: el hombre es por naturaleza un animal político. En definitiva todos vemos nuestro mundo, nuestro país, nuestro estado, nuestro pueblo, nuestra ciudad y nos provoca un sentimiento incontrolable de pensar como nos gustaría que fuera, y el cómo caminamos hacia esa meta es lo que configura la sociedad que construimos. En definitiva todos tenemos un posicionamiento frente a lo que vemos.

Lo que comenzó en 2008 con el famoso yes, we can que alzo a Obama a la Casa Blanca ante la sorpresa de todo el planeta, que vimos atónitos como una persona de color, que había sido alzado por la ciudadania y que no respondía al perfil de la antigua política que tan bien representaban George W. Bush, tanto padre, como hijo, era el nuevo hombre más poderoso del planeta (al menos de nuestro lado). Y con este hecho, de repente todo cambio. Y aunque cierto es que sigue pendiente la reforma más importante del país, la promesa más grande y que con más empeño a defendido el Comandante en jefe: la Reforma Sanitaria, que tuvo que ser rebajada en sus expectativas para poder lograr el apoyo del Partido Demócrata y así ser promulgada. A fin de cuentas no podemos olvidar cuales son las reglas del juego, que incluyen que es imposible ir contra los intereses de algunos de los lobbies. Pero en esencia aprendimos que la política ya no era coto de unos pocos, sino de la ciudadania y aunque esto fue un pequeño paso. Tampoco se trata de idealizar, pues a fin de cuentas Barack antes de ser presidente, fue senador y procede de una familia más que acomodada que le permitió la posibilidad de entrar en este juego.

Si dejamos de lado EE.UU. y volvemos a nuestro territorio estatal, las recientes elecciones municipales y autonómicas han supuesto también un antes y un después, habrá para quien hablan sido un cambio para mejor, y hay para quien hablan sido un cambio a peor. Pero para todos han supuesto un cambio. Lo cual ya es positivo. Ese cambio ha supuesto el ser conscientes de que la política institucional ya no solo es la que marcan los grandes políticos a merced de los intereses del mercado. Ahora cualquiera podemos ser concejal o diputado. Sólo es necesario el apoyo de quien tiene la soberanía: el pueblo. Y esto es lo que ha contribuido de manera decisiva a que de repente a todos nos vuelva a interesar la política, más incluso que quien está en Gran Hermano o quien ha ganado Master Chef. Ese es el verdadero triunfo, ya no tanto el de los candidatos o las siglas concretas. El triunfo de devolverle a la masa adormecida el interés por cambiar y construir su vida y la de los demás, en definitiva, el interés por ser sociedad. Y eso es lo que da miedo, que podamos entre todos construir nuestro mundo, y ya no sean solo otros, los de siempre, los que marquen el camino y los demás los que lo recorramos a ciegas y sin preguntar.

También hay que ser realistas. La exposición mediática, junto a la expectativa que nos habéis generado, ha puesto el listón demasiado alto. Cualquier pequeño paso hacia delante o hacia atrás va a ser mirado con lupa, por los que estén a favor y por los que estén en contra. Y no podemos olvidar que los intereses por debajo y los mecanismos son los mismos, por lo que hay cosas que se han prometido que quizás cumpliendo la ley en vigor nunca se puedan llevar a la realidad. Pero es parte del juego, del juego que habéis decidido jugar. No podemos olvidar que si estáis allí, es porque las ciencias sociales han demostrado que la única forma de eliminar un movimiento social sin violencia, es tolerarlo e institucionalizarlo. Prueba de ello es el movimiento obrero vs el sindicalismo institucional o mucho antes el Imperio Romano vs las Primeras Comunidades Cristianas. Tampoco se puede olvidar que los de siempre siguen alli y que dan mil vueltas a los novatos que acaban de entrar. Muchos de ellos son concejales, alcaldes, diputados y quien sabe si dentro de poco también presidentes autonomicos. En la política como la entienden los de siempre, ninguna apoyo es gratuito o altruista, todo responde a un porqué dentro de un plan a corto, medio o largo plazo.

Para alguien que le encanta la política, más aún si cabe la política municipal. Ya que es desde el ámbito local, desde los gobiernos municipales en nuestras ciudades y pueblos desde dónde se puede hacer verdadera Política. De esa que se escribe con mayusculas, de esa que se hace codo con codo con la ciudadanía, de esa en que la participación no es reducida a una mera política social que queda muy bonita escrita en algún papel. Me refiero a esa otra participación, a esos alcaldes y concejales que no entienden el poder dar un paso sin consultar con sus ciudadanos, y ya no solo preguntar sino hacerles participes de la decisión. Comienza el camino, mi único deseo es que al final de la primera parada, no seáis cómplices y no acabes siendo más de lo que ya conocemos. Porque eso hará que volvamos a perder la ilusión y nos resignemos a que nuestro mundo va a permanecer eternamente impasible. Y eso si será el triunfo del poder y la mayor perdida para la ciudadania.

Llegar era muy difícil, quizás nos parecía imposible. Pero mantenerse allí, en esa jungla, siendo coherentes, es casi una utopia. Yo estoy convencido de que sí se puede.

Imagen | The Hayride


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