Un tercio de los niños americanos la tienen a esa edad. La Academia Americana de Pediatría ha publicado unas sugerencias respecto a los medios audiovisuales (especialmente TV, videos para bebés y videojuegos) en menores de 2 años. Las recomendaciones para este grupo de edad son muy similares a las de 1999. Recopila las últimas investigaciones respecto a lo que es más adecuado para un sistema nervioso en desarrollo que se triplica en esos dos primeros años de vida y reconoce que lo mejor para su desarrollo es evitar el uso de medios electrónicos (incluido el iPhone), pantallas y no poner nunca un televisor en su habitación. La interacción con la gente, la exploración del entorno y el juego no estructurado es lo mejor. Lo que sale en una pantalla no es educativo y no propicia el ambiente adecuado. Dicho esto, también reconoce que los “programas educativos” no son malos en sí para los bebés pero éstos no los necesitan. Las pantallas y, especialmente, la televisión no pueden distraer a ambos a la vez. Los contenidos para adultos aburren al niño y los de niños aburren a los adultos.
Hay muchas maneras de distraer y estimular a un niño pequeño pero está claro que alguien que le quiera ha de estar con él, decirle cosa, hablarle, cantarle o entretenerle con cosas de la casa mientras los padres están ocupados (darle un paquete de macarrones con una caja de cartón y varios potes, tener plastilina, libros para garabatear o colorear, doblar trapos mientras se doblan toallas, lavar a un bebé, imitar y ayudar a los padres en las actividades domésticas muy sencillas. etc.).
Algunas recomendaciones parecen de Perogrullo pero vale la pena recordarlas. La más sencilla me la invento yo: cuándo juegue con su hijo hágale pensar.