Este lugar es un mundo opulento, pervertido por la riqueza y el poder. La insensibilidad humana habita en los poros de nuestra piel y en nuestros espíritus, somos un mundo hipócrita que pretendemos ser buenos seres humanos, escondiéndonos atrás de leyes, normas y de instituciones, aparentemente buenas, como iglesias y grupos de caridad. Comencemos a analizar de arriba hacia abajo, si tan sólo los más opulentos de los opulentos, distribuyeran, de manera equitativa toda su riqueza, esta maldita pobreza, a nivel mundial, desaparecería en «un dos por tres», pero no existe ni voluntad, ni deseo, ni humanidad; por lo que el mundo seguirá siendo cada vez más pobre. DINERO SÍ HAY, PERO ESTÁ MUY MAL DISTRIBUIDO. Actualmente, en este mundo contemporáneo, tan desgraciado y corrupto, existen 2.208 millonarios con miles de millones de dolares, en sus manos y guardados en los bancos, y habría que preguntarles que los ha hecho tan poderosos económicamente. Es obvio, que muchos de estos nuevos Midas actuales ,basan su fortuna en negocios como: la fabricación y comercialización de armas, de bebidas alcohólicas y el tabaco, de las drogas. También, a esta lista, deben sumarse banqueros, petroleros, prestamistas, dueños de poderosas transnacionales como el MacDonals, el Burger King, la Pizza Hut, que «amasan» millones y millones y pagan salarios de hambre en comparación con las riquezas que generan a través del consumismo; manteniendo a una clase trabajadora laborando excesivas horas de trabajo. A continuación, les expongo las 10 empresas que controlan el consumo mundial: 1. Nestle (Suiza), con ingresos, en el 2015, de 87.000 millones de dólares. 2. PepsiCo (en Estados Unidos), con ingresos de 63.000 millones de dólares, en el 2015. Unilever ( Londres y Roterdam), con ingresos de 59.000 millones de dólares en el 2015. Coca- Cola (en Estados Unidos), con ingresos de 44.300 millones de dólares, en el 2015. Mars (en Estados Unidos), con ingresos de 33.000 millones de dólares. Mondelez (Estados Unidos), con ingresos de 29.600 millones de dólares. Danone (Francia), con ingresos de 24.000 millones de dolares. Generall Mills ( Estados Unidos), con ingresos de 17.000 millones de dólares. Associated British Foods ( Inglaterra), con ingresos de 16.000 milllones de dólares y Kellogg´s (Estados Unidos), con 13.500 millones de dólares. Todas estas corporaciones transnacionales lograron estas ganancias tan sólo en el año 2015.
Aquí no coloco el dato de otros rubros como el tabaco, el alcohol, las armas, la pornografía, el tráfico de drogas que ni se pueden imaginar lo que perciben en un tan sólo día. Ahora bien, están los opulentos, muy ricos también, que si bien es cierto, muchos de ellos, no llegan a millonarios, sí poseen grandes cantidades de dinero, que nunca soñaron tener en sus vidas, estos son los defensores y practicantes de la asquerosa partidocracia, que se ha convertido, principalmente en los países del tercer mundo, en una forma de ascender socialmente de la manera más corrupta y sucia. A través de afiliarse a un partido, saber hablar, y sacrificar los ideales más sagrados de la persona humana, cualquier ignorante o «burro», puede escalar de una clase baja a una superior y muy pudiente. En América Latina, los políticos se han convertido en los seres más asquerosos y despreciables, por ser lo que son, ladrones del pueblo con corbata. Abajo de los dueños de los medios de producción y de los políticos, estamos todos aquellos que no somos ni ricos ni pobres, los asalariados, los comerciantes que luchan por sacar lo de su día o, incluso, los que no poseemos un trabajo pero recibimos ayudas de hermanos o padres. Nos llaman, de manera equivocada, clase media, pero ya ni llegamos allí. Muchos que pertenecemos a este estrato, muy pero muy inferior, también podemos colaborar dando algo a los más pobres, a los que de verdad no tienen nada, ellos carecen de techo, de comida y de servicios básicos; pero, nuestra indiferencia y desprecio es generalizado, ni siquiera una moneda de 5 centavos se nos cae de los bolsillos para ellos; ellos son los más desprotegidos en nuestras sociedades capitalistas. Para concluir, considero que para que se acabe la pobreza en ese mundo, la riqueza debe ser redistribuida en sacar de su vida miserable a tanta gente necesitada, tanto en países tercermundistas como «del primer mundo». Ésto es una obligación moral de todos.