Revista Cultura y Ocio

Si te pago es para que sufras

Publicado el 03 abril 2025 por Juan Maria Solare @DonSolare

Circula por allí una simpática anécdota acaso apócrifa de Luis Landriscina (archiconocido humorista argentino).

Estaba Landriscina comiendo en un restaurante. Lo reconocen. Se acerca alguien a su mesa y le pide:

– «¿No nos cuenta un chiste?»

Landriscina le pregunta: – «A ver, ¿usted qué profesión tiene?»

– «Soy escribano» [notario]

– «Bueno, ¿no me haría un balance?»

Dicen que el escribano se lo tomó a mal y se enojó. Pero Landriscina tenía razón.

El quehacer artístico se resiste a ser considerado como un trabajo. A mucha gente le resulta difícil imaginarlo bajo las mismas normas que rigen para otros oficios. ¿Por qué?

Trabajo y sufrimiento

Un elemento importante que nada tiene que ver con el arte sino con el mercado laboral en general: está implícito que se le paga a alguien para que haga algo que en realidad no quiere hacer. Y en muchos casos, esto es cierto. Se asocia el trabajo con el sufrimiento. No todos limpiaríamos gratis un baño público.

Ahora bien, los artistas suelen amar lo que hacen. Ahí es donde aquella lógica esclavista colapsa: ¿cómo justificar pagarle a alguien por algo que haría de todos modos? ¿No sería mejor que diera su arte gratis y buscara «un trabajo de verdad», es decir, un trabajo donde sufra?

La coartada de los cavernícolas

Imagino que este dilema existe desde la época de los neandertales. Los artistas prehistóricos, sospechando que su tribu podía obligarlos a «trabajar» en vez de dejarlos dibujar, encontraron la solución perfecta: no era arte, era magia. No estaban «dibujando» ciervos en la pared, estaban invocándolos. Ritual, no entretenimiento. Y así los dejaron tranquilos.

Desde entonces, la estrategia ha evolucionado, pero la necesidad sigue siendo la misma. Hoy lo llamamos storytelling, branding, creación de contenido para las redes… En suma, una paradoja: ‘haga usted algo que no es arte – para dar a conocer su arte‘. Acaso toda la retórica del márketing de artistas sea apenas otro subterfugio para legitimizar la figura del artista ante la tribu y que nos dejen crear en paz.

[Juan María Solare, Bremen, 3 de abril de 2025]


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