Texto original escrito por Ana. Sígueme en Twitter.
Todas las mujeres hemos dicho, al menos una vez (y tristemente para muchas lo hemos dicho demasiadas veces): “Si X parte de mi cuerpo fuera más/menos X entonces yo sería feliz…” “Si tuviera X parte de mi cuerpo como X artista/modelo/personaje público, entonces…”
Los mensajes que recibimos de los medios de comunicación, del cine, de la pornografía, de cuerpos “perfectos”: esos cuerpos flacos, sin arrugas, sin canas, sin cicatrices, sin estrías, sin celulitis, siempre en plan de conquista, sexys, elegantes…Nos influyen para no sentirnos a gusto en el propio, sentir que nuestro cuerpo está fallido, lleno de defectos y que no es suficiente.
Que si tan solo fuéramos más o menos_____________ (delgadas, altas, bronceadas, sexys…) entonces podríamos____________(tener pareja, conseguir el trabajo, ir a clases de baile, tener más amigos…).
Con tan solo una imagen, una entrevista en la televisión, un anuncio…idealizamos la vida de esas mujeres que venden un perfume o que protagonizan la película de moda. Compramos no el perfume ni la película, sino la idea de que si nos viéramos como ellas, entonces tendríamos lo que creemos que tienen ellas: felicidad.
Por esta razón, quiero compartir con ustedes el video “La apariencia no lo es todo. Créanme, soy modelo”, una conferencia de TED donde la modelo Cameron Rusell, quien ha aparecido en Victoria’s Secret, Vogue, etc., comparte con valiente honestidad, que ser modelo no es equivalente a ser feliz ni a sentirse bella.
Cameron dice: “Las modelos tienen las pantorrillas más delgadas, el cabello más brilloso y la ropa más maravillosa, y son probablemente las mujeres más inseguras sobre su físico en el planeta.”
¿Por qué las mujeres consideradas las más bellas del planeta no se sienten bellas? Porque la belleza no radica en qué tan apegado al canon de belleza actual se encuentra nuestro cuerpo, no radica en el peso, ni en la edad, ni el tipo de cabello. Tampoco se esconde en la estatura o el color de los ojos. Nuestra belleza es una percepción. Es la percepción que nosotros tenemos sobre nosotros mismos, la relación que entablamos con nuestro propio cuerpo, en nuestro propio autoconcepto.
Durante la charla, Cameron comparte con ejemplos muy interesantes de su propia carrera, cómo cada una de las fotos que aparecen en los catálogos y revistas son un producto resultado de varias personas: la modelo, el fotógrafo, el estilista, el maquillista, el diseñador, el bronceado artificial y los retoques en la edición final.
Me encantó cuando compara dos fotos de ella tomadas en un mismo día: una, como parte de una sesión de fotos y otra en la playa con una amiga. Son dos personas diferentes, las mismas modelos cuando dejan de serlo, cuando salen de su trabajo, no se ven como modelos, sino como mujeres bellamente imperfectas.
Lo que vemos en las imágenes que consumimos son productos, no son fotos de una persona al natural, tal como es, así que no hay punto de comparación. Como alguna vez dijo Cindy Crawford: “me encantaría verme como Cindy Crawford”.
Te invito hoy a que observes tu charla interna: ¿qué tanto te comparas con modelos, artistas, amigas? ¿Qué tanto te sorprendes a ti misma pensando que si tu cuerpo fuera diferente tu vida sería diferente?
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