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Si usas GTD no confundas el término proyecto

Publicado el 23 septiembre 2013 por Ajmasia @ajmasia

ProyectosUno de los términos que ocasiones más trabajo cuesta entender en GTD es el de proyecto y quizás sea por lo que habitualmente suele interpretarse del concepto. A todos, seguro que en alguna ocasión, nos han hecho la siguiente pregunta, bueno, ¿y qué proyectos tienes en mente ahora? Sí conoces algo de GTD seguro que la pregunta te ha hecho saltar alguna que otra alarma. En primer lugar, ¿tener algo en la mente? Eso no es GTD y en segundo lugar, la idea de proyecto que se enmascara dentro de la pregunta se acerca más a la idea de objetivos que de la proyectos.

Proyecto en GTD es cualquier resultado que quieras alcanzar y que requiera más de dos acciones para ser completado. Así de simple y sin más rodeos. Existe una línea muy fina entre proyecto y objetivo. GTD establece la distinción entre estos dos elementos dentro del marco temporal en el que se desee alcanzar el resultado o bien según las necesidades de revisión que se precisen.

Definir un proyecto requiere al menos dar respuesta a las siguientes preguntas:

¿Cuál es el resultado que quiero alcanzar? La respuesta a esta pregunta nos enfocara justo en el punto al que nos queremos dirigir y nos ayudara a dar pasos firmes hacia el resultado.
¿Porqué quiero conseguirlo? ¿Para qué quiero conseguirlo? Las respuestas a estas preguntas nos ayudaran a definir cual será la medida de éxito que queremos conseguir, nos facilitará la distribución de los recursos que hemos de emplear, nos permitirán tomar mejores decisiones así como mantener en todo momento la inspiración y la motivación suficiente como para generar las mejores opciones al respecto.
¿Cuáles son los límites para conseguirlo? La respuesta a esta pregunta nos permitirá ir decidiendo por qué caminos transitar y por cuáles no.
¿Cómo sabrás que lo has conseguido? ¿En qué consiste el resultado? Las respuestas a estas preguntas nos proporcionarán visión. La visión resulta crucial ya que es la que condiciona nuestra percepción, la percepción condiciona nuestro comportamiento y nuestro comportamiento en última instancia condiciona el resultado.

Responder a estas preguntas no es más que poner en marcha los dos primeros pasos de la planificación natural de proyectos. Definiremos cuál es el propósito del proyecto, cuales son sus principios directores, sus valores y en última instancia cual es la visión. Casi cualquier proyecto requiere el poner en práctica este breve ejercicio de definición.

Todo lo que se salga de estos criterios no será un proyecto. Por ejemplo es muy común confundir contratos profesionales, proyectos colaborativos o incluso objetivos a largo plazo con proyectos y hablo desde la experiencia. Por ejemplo si eres abogado, será un error considerar el caso de un cliente como un proyecto ¿porqué? En primer lugar porque el resultado probablemente no dependerá de ti. En segundo lugar porque el alcance del mismo puede que dure años y en tercer lugar porque seguro que en dicho proyecto tendrían que participar terceras personas. ¿Puedes garantizarle a tu cliente que ganaras el caso? Seguro qué no. Lo que sí puedes garantizarle es que le vas a preparar una buena demanda (demanda del cliente X redactada), que vas a preparar el juicio lo mejor posible (juicio del cliente X preparado), etc. Cada caso requiere de un análisis previo.

Recuerda, en GTD los proyectos no se hacen, se hacen las próximas acciones que te acercan al resultado que persigues. Un proyecto es simplemente un resultado que quieres alcanzar y que requiere más de un paso para poder logralo, el resto son interpretaciones y en GTD las interpretaciones no caben.

Esta entrada Si usas GTD no confundas el término proyecto has sido publicada por Antonio José Masiá


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