La victoria de Pedro Sánchez en las próximas elecciones se complica porque depende de que Yolanda Díaz, capitaneando las huestes de SUMAR y de Podemos, quede por delante de VOX y sume lo suficiente para que Sánchez pueda seguir gobernando en coalición. El gran problema es que la "operación Yolanda", la obra de marketing político favorita de Sánchez, está en crisis y en declive y su "fusión" con Podemos es cada día más problemática. Los españoles saben ya que votar a Yolanda Díaz es lo mismo que votar a Pedro Sánchez. Yoly es un producto de la ingeniería sanchista, un bodrio marketiniano impuesto que responde más a la voluntad de Sánchez que a la razón y la lógica. Podemos se resiste con razón a que ella, que s una criatura del sanchismo, sea la que comande sus filas. ---
Dicen que Pedro Sánchez está histérico porque ve llegar su derrota electoral, que puede ser estruendosa si no se producen cambios drásticos en los próximos meses. Hay muchos dramas que votan contra Sánchez: la inflación, la corrupción socialista, el fracaso de Marlaska, la división y ataques mutuos entre PSOE y Podemos, la insaciable voracidad de los socios catalanes y vascos, el rechazo ciudadano al saqueo fiscal socialista, la labor heroica de los periodistas independientes que quedan, el caso "Tito Berni", la fuga de Ferrovial, el descontento empresarial, las duda de Europa, la crisis de las pensiones, el desempleo, el deterioro económico, el despertar de la indignación en los españoles y el fracaso de la "operación Yolanda Díaz" en la que él tenía grandes esperanzas.
Podemos no es un producto del marketing sino un verdadero estandarte de los nuevos españoles del "precariado", la clase social nueva que carece de solvencia económica, seguridad y fe en la economía de mercado y la democracia. Muchos de esos españoles sin futuro ni esperanza se sienten identificados con Podemos, mientras que Yolanda Díaz es sólo un logotipo creado por el sanchismo para conservar el poder.
En estos momentos, Podemos tiene bases reales de votantes más sólidas que el PSOE, aunque los socialistas siguen siendo mayoritarios, sobre todo entre los más viejos, llenos de un odio a la derecha heredado de la Guerra Civil y de los primeros años del Franquismo.
Sánchez cree que el marketing lo es todo en política, que las ideas han sucumbido y que los votantes son imbéciles que se dejan conducir. Por eso ha creado en torno a Yolanda Díaz un partido ficticio, un movimiento sin contenido cuyo único fin es captar los votos que el PSOE pierde por la izquierda y después unir sus votos para seguir gobernando.
La "operación Yolanda" tuvo al principio el apoyo de Pablo Iglesias, que creyó que así podía revitalizar Podemos, pero ahora se ha alejado de esa opción y cree que Podemos puede resucitar sólo, bajo liderazgos como los de Irene Montero e Ione Belarra.
La izquierda acude a las próximas elecciones llena de fracaso y dividida, con España hecha unos zorros, con el socialismo en descomposición avanzada, sin capacidad para entenderse y enfrentada en muchos aspectos, lo que equivale a una derrota casi segura, salvo que el "mago" Sánchez nos sorprenda con maniobras impactantes que dobleguen la razón y la lógica.
En estos momentos, el único obstáculo que tiene la derecha para ganar las elecciones es la debilidad del PP, un partido experto en frustrar a sus votantes, que no termina de convencer a los españoles, hartos de sus bandazos y cansados de su debilidad y complejos frente a una izquierda a la que en el fondo admira e imita.
Cada día hay más gente de auténtica derecha que emigra a VOX, un partido al que los demás estigmatizan y flagelan, con la ayuda de los medios de prensa corrompidos y comprados, pero que, a pesar de esa hostilidad y de sus errores, crece y cada día demuestra ser la esperanza de la auténtica derecha y la única opción para los españoles que quieren salir del pozo de excrementos creado por el PP, el PSOE y los nacionalistas vascos y catalanes, y recuperar la dignidad y el orgullo de ser españoles.
Francisco Rubiales