El sitio es muy recomendable, ya que cuenta con atracciones que no existen en los parques acuáticos madrileños, la decoración es acojonante y, al tratarse de un lunes, no había demasiada gente, por lo que podías tirarte varias veces por cada tobogán sin esperar colas excesivamente largas.
El Dragón
Todas las atracciones están bastante bien, aunque obviamente, las hay mejores y también peores. Las que más nos gustaron fueron los Rápidos, el Volcán y el Dragón, este último especialmente acojonante, con una espectacular caída libre hacia una especie de embudo en el que la balsa sube tan arriba que parece que vayas a volcar.
Piscina con olas
Otra de las cosas que más nos impresionó fue la piscina con olas, nada que ver con las que habíamos visto hasta ahora. Más que piscina con olas, debería llamarse piscina con tsunamis, porque las olas son de 1,80 metros de altura y vienen a toda leche… realmente espectacular. Al parecer, los surferos alquilan esta piscina por horas, para disfrutar de olas de hasta 3 metros de altura.
Por último, conviene destacar el lago con focas que hay a la entrada, y la piscina con tiburones, rayas y otros interesantes peces que se puede contemplar durante la atracción más cutre, el Río, un lentísimo recorrido a bordo de un neumático en el que das la vuelta a todo el complejo.
El Río
También es decepcionante la atracción más vistosa, The Tower of the Power, un tobogán altísimo. Al ser muy empinado, se convierte en un tobogán que se baja en sólo 15 segundos, pero que carece de emoción, ya que no cuenta con esos desniveles que hacen que vueles por momentos, como pasa en los toboganes de este estilo que hay en los parques acuáticos madrileños.
The Tower of the Power
En definitiva, un sitio recomendable para quien vaya a pasar varios días en la isla y disfrute como un niño pequeño en este tipo de complejos, como es mi caso.