Sicario

En Sicario (2015), una joven agente del FBI (Emily Blunt), incorruptible e incansable en su lucha contra el cártel de la droga, es reclutada por una fuerza de élite (Benicio del Toro y Josh Brolin) donde la ética que ha defendido desde siempre se convierte en un papel mojado que no vale nada: en la guerra contra el narcotráfico nadie tiene pensado preguntarle antes de apretar el gatillo.
Partiendo de esta premisa, Sicariose convierte en, quizá, la película más convencional de Denis Villeneuve. El canadiense, caracterizado por la introducción de elementos abstractos en gran parte de su obra, se torna más directo en este, su sexto film como director; no obstante, si bien se trata de un relato con connotaciones bien distintas al resto de sus películas por cuestiones de guion, la huella del cineasta se mantiene impresa a lo largo de todo el metraje.
Al final, Sicario no deja de ser, como el resto de sus obras, una "película de atmósfera”; un film tremendamente formalista que utiliza los códigos cinematográficos como elemento fundamental para manejar las emociones del espectador. Son, en este caso, el diseño de sonido y la fotografía de Roger Deakins los principales aspectos a destacar: los turbadores golpes que retumban durante gran parte del film mientras la cámara, certera, avanza lentamente, “empujando” al espectador hacia su objetivo.
Cabe destacar la excelencia de Villeneuve como director, quien, echando siempre mano de guiones ajenos, consigue sumar capas al contenido de la historia mediante un control absoluto del lenguaje cinematográfico. En Sicario, el canadiense dirige fabulosamente la atención del espectador a través de una planificación visual muy inspirada, siendo el “cambio de foco” uno de los elementos más solicitados de su tan personal caja de herramientas.
En una frase: En este caso, la historia se queda corta para el discurso de Villeneuve, quien demuestra una vez más ser un excelente director.Pelayo Sánchez