La serie se basa en un manga abierto, con 12 tomos actualmente, del conocido Tsutomu Nihei, de quien tal vez os suene Blame o Biomega. No es un autor que vaya con mi estilo, así que nunca me he interesado por sus obras. Tampoco sabía que ésta era suya hasta que lo he investigado un poco. No creo que vaya a por aquellas, pero si licencian ésta es muy probable que acabe entrando por las puertas de casa.
Argumento: La marcha de los humanos de la Tierra, debido a una invasión extraterrestre a manos de unas criaturas conocidas como Gauna, se produjo muchos siglos atrás. Los humanos viajan desde entonces por el espacio en gigantescas naves, formadas alrededor de fragmentos del planeta destruido, mientras los Gauna continúan persiguiéndoles. Sidonia bien podría ser la última nave humana que queda en la inmensidad del universo pues ya ha pasado muchísimo tiempo desde la última conexión con otra.Los avances tecnológicos permitieron a la humanidad empezar a pelear con unos robots gigantes a los que llaman Morito (guardianes). Asimismo, para aumentar su capacidad de supervivencia, han desarrollado la ingeniería genética realizando clonaciones, fotosíntesis para sustituir la alimentación, o un tercer género que no es ni masculino ni femenino mientras el individuo no elija a su pareja.
De los subterráneos de Sidonia sale un día un joven llamado Nagate Tanikaze, en busca de alimento, tras la muerte de su abuelo. No tardan en atraparlo y, para su sorpresa, acaba pronto frente a la capitana de la nave que le pide que sea un piloto de Morito.No soy muy fan de las historias de ciencia ficción puras como ésta, que tiene los elementos que cualquiera asocia a este género: naves espaciales, aliens, mechas, batallas, avances tecnológicos... pero una dosis de calidad cada cierto tiempo nunca está de más. Así que tened esto en cuenta al leer la reseña, que no es de alguien que acostumbre a ver o leer del género.
Lo primero que choca al empezar a verla es la animación CG, peculiar cuanto menos, que para batallas y escenas espaciales está muy bien, pero queda algo ortopédica en los personajes, con movimientos que no son demasiado fluidos. Aún así, en cuanto uno se acostumbra (que no se tarda mucho), se le coge el punto y no molesta. En cuanto a música, el Opening parece hecho a medida para la serie y el Ending no está mal, aunque no alcanza a aquel.
Las virtudes de esta serie son muchas, aunque también tiene sus puntos flojos que algo le bajan la nota. Para empezar por lo bueno, una ambientación que mezcla lo más ultramoderno con una pátina de desgaste, óxido y falta de pulcritud. Sidonia no es un sitio puro, inmaculado, sino una ciudad que tiene sus heridas. Supongo que con esto se reflejan los siglos que lleva viajando y luchando por mantenerse frente a los monstruos que aparecen.
Otro punto fuerte es el trasfondo de misterios que va envolviéndonos sin que nos demos cuenta, complejizando lo que a priori parecía una historia sencilla de lucha y supervivencia. Y en el núcleo de esos secretos está la capitana, el abuelo de Nagate y ¿una osa? En serio, un personaje con forma de oso es lo que menos me cuadra en toda la serie.
También juega a favor de la serie lo épica que consigue ponerse durante las batallas, así como el drama. No es una serie en la que coger cariño a sus personajes, pues se verán una buena cantidad de muertes en lo que ésta dura, algunas de personajes que ya se consideraban protagonistas. La tensión por saber quienes van a morir cada vez que les toca luchar es constante y en el último capítulo juro haber estado realmente nerviosa por el destino de, al menos, un par de personajes. Además, no sólo mueren pilotos, hay cierta escena brutal por la cantidad de muertes que se da en la ciudad.
La serie, no obstante, sabe tomarse sus momentos de pausa entre amenaza y amenaza para profundizar en personajes, conocer algunos misterios más mediante flashbacks, o dar elementos para hacer reflexionar, como los movimientos anti-militares. Si a esto se le suma que cada capítulo sabe acabar en un momento cumbre que obliga a poner el siguiente, el enganche está garantizado.
Por el contrario, la serie tiene un par de problemas, sobre todo en lo que a sus personajes se refiere. Para empezar, el protagonista es el clásico héroe buenazo que quiere proteger a todo el mundo, incluso a quienes no se lo merecen. El discursito que le suelta al personaje "malo" en el último capítulo es "puke rainbows". Pero es precisamente ese malo el peor personaje de toda la serie, un egocéntrico emo, egoísta e irresponsable. Toda la serie esperando que el protagonista le diese un puñetazo y lo que hace es decirle que, como a todos los habitantes de Sidonia, a él también le quiere y querría luchar a su lado ¡venga, hombre!
Otra pega que se le saca a la serie es el harem que se forma en torno al protagonista sin venir muy a cuento. Cuando la cosa está en un triángulo amoroso, está bien, pero que el chico despierte tanto interés no pega con el tipo de serie que es. Así como los momentos de fanservice que sobran, por suerte, puntuales.
Esta primera temporada de Sidonia no Kishi sabe a poco, por suerte, ya tiene una segunda anunciada. Mientras sale, os recomiendo que, como yo, veáis estos 12 capítulos, todos y cada uno de ellos merecen la pena. Hay que acostumbrarse a la animación pero, una vez se logra, es una serie realmente buena, no perfecta, pero de las mejores de esta pasada temporada.