En “Siega” Neal Shusterman presenta un futuro casi utópico en el que el papel de parca lo asumen los humanos
“Siega” de Neal Shusterman es uno de esos libros que decidí tener en el mismo momento que me topé con su sinopsis. Luego empecé a leer cada vez más buenas críticas de su historia y, finalmente, aproveché los descuentos del día del libro para hacerme con un ejemplar y quitarme de una vez por todas la curiosidad por su trama. Resultado: no tengo ninguna queja de este libro que voy a recomendarte con mi reseña.
En “Siega” asistimos a un futuro próximo en el que la humanidad ha superado la muerte natural debido a que la tecnología se ha desarrollado hasta el punto de que es posible revivir a los seres humanos que sufren accidentes y las enfermedades han sido erradicadas. Ya no existen los gobiernos ni el poder tal cual lo conocíamos puesto que en algún momento de nuestra historia la llamada “nube” tomó conciencia de sí misma, pasando a ser “el nimbo” y logrando organizar y controlar todos los aspectos sociales y políticos de forma perfecta, sin caer en la corrupción ni ningún otro defecto propio del ser humano a la hora de ostentar el poder. Esta sociedad puede parecer idílica, pero el hecho de que la muerte ya no sea una garantía trae como consecuencia el problema de la superpoblación y, para ello, se creó en el pasado una orden de personas encargadas de cribar (asesinar) a una cuota determinada de personas al año, asegurando así el bienestar y el equilibrio deseados. Los llamados segadores son los encargados de matar a quienes consideren oportuno, siguiendo cada uno sus propios criterios e impulsados por diferentes motivaciones y, vestidos con sus túnicas, desempeñan la función de la parca a la perfección, o al menos deberían. Estos segadores cuentan con una serie de privilegios, aunque también tienen que ceñirse a una serie de normas que rigen su labor.
Decálogo de los mandamientos que deben seguir los segadores
Los protagonistas de esta historia son dos chicos jóvenes: Citra y Rowan, quienes un día son reclutados por el segador Faraday para ser sus novicios y convertirse en segadores. Ambos jóvenes se horrorizan ante la idea de arrebatar la vida a una persona de forma permanente pero esta cualidad es, precisamente, lo que se busca de un segador y acaban implicados en la Guadaña hasta el cuello. Con el tiempo y una serie de acontecimientos, los chicos descubrirán hasta qué punto la maldad y la corrupción predominan en algunos sectores de esta orden y tendrán que hacer frente a más de un reto inesperado y escalofriante…
Además de lo original de la trama y el ritmo trepidante del libro, “Siega” ofrece también al lector una reflexión sobre los límites de la humanidad y lo horrible que supone el tener que hacer el trabajo de la muerte. Los pensamientos de algunos segadores plasmados en sus diarios se intercalan entre los capítulos y demuestran la dificultad y el peso psicológico que supone sustituir a la parca y se plantea la duda de si el ser humano al ser ahora eterno, ha perdido lo que lo convertía en humano y lo que le daba sentido a su tiempo y existencia. Valores como la empatía o la compasión adquieren una gran importancia para algunos segadores que se niegan a ejercer su trabajo sin sentir nada, ni sufrir por ello, mientras que otros se consideran dioses justicieros que matan sintiendo placer y de forma indiscriminada. A lo largo de la historia va quedando claro que existen diferentes formas de entender el trabajo de los segadores y que estos pueden dividirse en dos grupos: los de la vieja escuela (que se resignan a hacer su trabajo porque no queda más remedio, son piadosos y siguen unos patrones con un sentido lo más similar a la naturaleza posible) y los de la nueva escuela (que disfrutan con las matanzas y son más azarosos a la hora de elegir a sus víctimas).
Cuando compré este libro pensé que era autoconclusivo, pero al terminarlo (aunque por sí mismo tiene sentido) me he dado cuenta de que el final da pie a una continuación y, además, he leído por ahí que puede que el autor esté preparando una trilogía (que están muy de moda últimamente). Así que leeré también el resto de libros porque creo que es una historia de ficción juvenil con bastante calidad. No creo que pueda etiquetarse como una distopía, porque tampoco es que el futuro presentado sea caótico ni horrible (de hecho, las personas viven mejor que nunca y es casi una sociedad utópica), pero es cierto que sí hay una atmósfera un poco fatalista y la idea de la Guadaña puede recordar a las barbaridades propias de la literatura distópica. Además, un clima de angustia y miedo se instala en esta novela, haciendo al lector empatizar con los personajes que tienen la mala fortuna de ser elegidos para la criba, sintiendo su temor y reflexionando sobre lo injusto que parece este sistema de cribas. Pero lo mejor es que lo leas porque disfrutarás con su originalidad y te tendrá en vilo durante sus más de 500 páginas.
Y tú .¿ Qué piensas de la trama de “Siega”?. ¿Has leído este libro o piensas hacerlo?. Cuéntame…
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