Revista Libros

Siempre, de Maggie Stiefvater

Publicado el 22 noviembre 2011 por Mientraslees
Siempre SM | Noviembre de 2011
Los Lobos de Mercy Falls #3 | 491pp
En Temblor, Grace y Sam se encontraron y se enamoraron. En Rastro, tuvieron que luchar por estar juntos... y no lo consiguieron. Ahora, en Siempre, la tercera y última parte de la trilogía, los desafíos y los riesgos son mayores que nunca. Grace parece incapaz de volver a ser humana. El padre de Isabel ha empezado la caza de los lobos de MercyFalls. Surgen del pasado peligros que parecían olvidados. Y mientras la muerte acecha, a Sam y Grace, a Isabel y Cole, les resulta más y más difícil aferrarse al amor.
Reseña Siempre de Maggie Stiefvater
Siempre es la última parte de la trilogía “Los lobos de Mercy Falls, cuyo nacimiento debemos agradecer eternamente a la estrambótica y única Maggie Stiefvater. ¿Quién dijo que ser escritor no te convertía en un radiante como los rayos del sol? Pero es que, sólo Maggie Stiefvater sería capaz de crear un universo tan suave como la arena de la playa y, a la vez, cruel como el azote del viento huracanado. Sólo ella es capaz de transportarnos al amor más intenso, romántico y real que hayamos visto en la literatura juvenil. Y todo ello, en clave de sol, de do y de mi. Os presento el exultante broche final de “Los lobos de Mercy Falls”.
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Sam y Grace son dos jóvenes de mundos totalmente diferentes: Sam es un hombre lobo y Grace… Grace es otra historia no muy distinta. Ambos comparten un amor apasionado que no tiene precedentes en el alejado pueblo de Mercy Falls, colindante al bosque de Boundary y situado en el estado de Minnesota. Los pasajes nevados, florecientes y otoñales son otros protagonistas de una novela que encierra un secreto, uno peligroso y adictivo. El bosque oculta miles de ojos humanos encerrados en cuerpos lobunos, aullando a la luna llena en plena noche de invierno. La librería de la esquina se llena de magia cada verano cuando Sam Roth pasa a regentarla y, es allí donde el amor, no tan a primera vista, hace presencia. El romance pausado y delicado que llevan a cabo cambiará sus vidas para siempre, porque nunca la vida ha sido fácil y menos para un licántropo. Cole St Claire aparece en escena para desordenar una vida llena de altibajos y, finalmente, traer una luz de esperanza a la terrible enfermedad que los separa. Isabel, desprovista por fin de su gruesa capa de hielo, muestra sus habilidades más especiales para leer entre líneas y pasar la raya de la amargura de una vez por toda. Sam, Grace, Isabel y, sobre todo Cole, se verán envueltos en la frenética estampida que pondrá final a sus aventuras; unas aventuras que hemos vivido, llorado, reído y disfrutado como ninguna.
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Al principio creí que, con decir la típica frase de “es mi trilogía favorita”, os podría convencer. En el transcurso de estas vagas letras me he dado cuenta de que es imposible expresar con palabras certeras lo que siento justo dentro de mi corazón. Acabar de leer las últimas líneas que separarán para siempre mi vida de la de Sam Roth y sus grullas de papel, y su chica de verano, y su guitarra al viento y sus lobos, frágiles como las hojas, corriendo por el bosque, ha sido una experiencia agridulce: tremendamente emotiva y descorazonada. Contaros por qué debéis leer una de las mejores trilogías publicadas hasta la fecha en España es una pérdida de tiempo para mí; puras palabras vacías lanzadas por una ventana abierta por el viento, directas hacia el jardín del vecino donde las flores comienzan a florecer. Tal vez ese hombrecillo despreocupado y ajeno a mis sentimientos las pueda recoger, pero no entenderá nada de lo que dicen. Por eso os diré que “Siempre” ha sido el final perfecto para una trilogía perfecta. El punto y final de una historia de amor sin parangón en la literatura juvenil; un STOP a la bazofia comercial paranormal, que nos agobian con licántropos de cartón y deseos y sentimientos de plástico, quemados por una forma de vida superficial; y, sobre todo, la cúspide de mi fervor por saborear más y más, la cima de mi éxtasis. Leer “Siempre”, de Maggie Stiefvater, te obliga a experimentar esas maravillosas mariposas revolotearte en tu interior cuando las palabras “Te amo” cosquillean en la punta de tus labios fruncidos; Siempre” representa un beso robado, o una caricia oculta bajo una manta. La sonrisa de dos cómplices en un acto del que sólo ellos saben. Una anarquía sublime con el respeto, el amor, la esperanza y el valor. En esta última entrega los personajes dan todo de sí: veremos a un esplendoroso Sam Roth romper todas sus barreras, desnudar hasta el más mínimo ápice de su memoria y su piel, enseñándonos a nosotros todo lo que guarda en cajas amontonadas en un rincón de su mente. Grace se convierte en un suave pajarito entre nuestras manos, de movimientos temblorosos pero mirada decisiva e incesante, madurando y sintiéndose una mujer que toma sus propias decisiones aunque puedan ser incorrectas. Isabel rompe el hielo y vierte una helada borrasca sobre sus más cercanos, alejándose de lo que siempre creyó suyo y convirtiendo en suyo lo que antes creía ajeno. Y Cole St Clare, la guinda picante y dulce a la vez de este pastel que, lamentablemente, se ha terminado; Cole, que apareció hecho una piltrafa, con un carácter ácido y sexy, una voz carismática y una sonrisa enigmática, terminó convirtiéndose en un héroe con nombre a recordar para siempre, en un súper hombre que, al final, cae abatido a tiros de realidad. La relación entre ellos cada vez es más fuerte y no podemos separarnos de las letras, mareándonos entre nombre y nombre, deseando saber y descubrir más de cada uno. ¿Qué decir del romance? Es la gota perfecta, cristalina y pura, que baña este mágico manantial de sabiduría poética y estética. Las escenas son ardientes, punzando en cada frase un deseo contenido que nos hace arder en intriga, en lujuria; una lujuria amorosa, respetuosa y pasiva. Frases para enmarcar, las hay a punta pala, sólo tenéis que abrir las páginas de esta hermosa historia de lobos y leer cuatro líneas. Os aseguro que encontraréis reflexiones magistrales, poesía hecha en casa con mimo y cariño, pero por encima de todo, una historia que se sostiene por cada pata del lobo que mueve la maquinaria, llegando hasta un entramado final sorprendentemente inesperado, abierto, pero satisfactorio, bello y cruel. Todo a la vez. El final, sólo puedo explicároslo como una explosión de sentimientos armoniosos que os dejará una sonrisa bobalicona en la cara. Esas típicas sonrisas de: “hoy me he enamorado otra vez”. Porque atreverse a leer la trilogía de “Los lobos de Mercy Fall” es atreverse a caer fulminado por unos ojos ambarinos que os robarán el aliento.
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Si tuviera que enumerar los fallos de una trilogía que he puesto en un altar por enamorarme y hacerme sentir un hombre digno de vivir y leer, sólo tendría que reprocharle a la autora una crueldad insidiosa contra los animales en general. Ciervos, lobos, pájaros… da igual la raza, da igual la especie, todos pasan por su trituradora y nos regalan escenas crudas y realmente crueles. No era necesario, no es necesario, ni será nunca necesario. Si tuviera que hacer comparaciones, diría que ni el propio Stephen King (rey absoluto del “terror”) abusa de la crueldad hacia los animales de forma gratuita en la mayoría de sus historias. Y tiene muchísimas. Al final, en las notas de agradecimiento de Maggie Stiefvater, podemos sentir un evidente distanciamiento hacia las matanzas de lobos en todo EEUU. Ella los justifica diciendo que “es necesario para restablecer un equilibrio” y yo le digo a ella, con todos mis respetos, que el que ella presupone un predador peligroso, mata por necesidad, por hambre o por miedo. En cambio, el pobre granjero que porta un rifle, acompañado de miles de escopetas a su espalda, mata por placer. Mata porque realmente, el peor depredador que existe en la tierra no tiene el nombre de ningún lobo, sino que pertenece a la raza humana y es, sin lugar a dudas, el propio ser humano.
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Y para concluir de forma efectiva y asegurándome de que todos vosotros, queridos lectores, estaréis dispuestos a arriesgaros a leer “Siempre” y, por consiguiente, “Temblor” y “Rastro”, os diré, claramente, que he sentido como los vellos de la nuca se me erizaban leyendo esta historia. Si os gustan las novelas de adolescentes enamorados que intentan sacar adelante sus vidas, aún cuando un elemento paranormal (esta vez, la licantropía más original) se los impide, os aseguro que será una lectura amena y fructífera. Al terminar, querréis seguir leyendo más, y necesitaréis conocer a Sam Roth en persona porque, tal vez él no será el típico chico malo para chicas buenas, ni tampoco será el chulo de turno con músculos en cada pómulo, pero estoy seguro de que os enamorará a todos. “Los lobos de Mercy Falls” hará el resto.
Termina una de las trilogías más hermosas que han visto la luz en España y siento un vacío tan enorme que sólo otra de las historias de Maggie Stiefvater lo podrá llenar. ¿Veremos pronto algunas de sus otras novelas en tierras ibéricas? Yo espero que sí.

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PhotobucketMaggie nos cuenta que todas las decisiones que ha tomado en la vida, han sido movidas por la incapacidad para mantener un empleo remunerado. Hablar solo, mirar al vacío, o ir a trabajar en pijama, son cosas muy mal vistas si eres una camarera, profesora de caligrafía o un editor (trabajos en los cuales ha tratado de permanecer), pero da la casualidad, que todos estos rasgos son muy apreciados en los novelistas, músicos o artistas (y es así como ha salido adelante en su vida desde que tenía 22 años). Ahora mismo, vive una vida excéntrica en medio de la nada, en Virginia, con su encantador marido y dos niños pequeños; por supuesto, dos perros neuróticos, un gato criminal y loco, y un Camaro 1973 llamado Loki.
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