Cantaste esperando en un billar, esa noche que iba a ser solo para el Rock n' Roll, sin poder ver la cara de nadie, mirando para que alguien te lo volviese a pedir y encontrando una picadura de escorpión.
De ahí que te encontraste en un callejón sin salida, dónde había más lentejuelas que Rock n' Roll, en una noche en la ciudad, de un barrio conflictivo.
Te pusieron contra la pared, en una lucha donde no había tregua, saboreando el campo amargo, gritaste okupación a pecho descubierto, para terminar de mal humor.
Mientras todos miraban, no sabía que hacer contigo, mirando con el ojo izquierdo desde la esquina del zorro, escapó a toda velocidad tentando a la suerte.
Todo rojo te preguntaste quien es, con mucha obsesión, de tanto abrir y cerrar bajo control, en la hora del carnaval hacia el último vagón dónde los tiempos que arden te dirán que esa noche no es para andar por esas calles.
Era tan fácil estar dentro del espejo, buscando pasión en el ruido, pensando que yo eras lo único que necesitabas esa noche, tensando una situación límite, ante darme un patinazo por salir corriendo... corriendo a ciegas para recibir una invitación (obligada) a la pesadilla.
Mientras que mi cuerpo me dijo haz lo que quieras, y por instinto salté, sin compasión no pude parar, ni ser de ninguna bandera, pidiendo que esto no acabe nunca pensando que todo podría ser en blanco y negro, pensando que nunca es tarde para darme una vieja satisfacción, porque cada noche soy tuyo, África revuelta en piedras buscando su Alicia.
Te dije que conmigo no se juega, ante la bala blanca que dispara contra la oveja negra, por la puerta de atrás. pero no sé bien porqué es el mejor de tus días para llegar a tu cita, sin saber bien tu nombre, sin poderte encontrar, daba igual donde acabar si me ibas a romper el corazón.
Difícil es que la araña y las estrellas se juntasen si no tiras, mientras que su merecido empieza a vibrar introglicerina. Ese pan de los ángeles, que sin voz causa problemas, para volverme a romper el corazón, dejándome en Jake.
Te dije con insolencia que yo soy tú enemigo en silencio. Dónde detrás de las rejas mordía la pólvora en un frío invierno, que sepultaba héroes de nada, buscando veneno entre la basura, dejando a muy pocos en estos tiempos.
En una Acción directa buscaban victimas en una y otra dirección, sin poder controlar. No le bastó para que le dijese espérame, para que sus trucos de exterminio hiciesen que hoy fuera un día demasiado largo. Mientras yacía le hice ese torniquete en el acto con los cables eléctricos.
Bésame y echa a correr, porqué por dentro voy muriendo, pensando que, si hago el trompo con un par, la marea vendrá a mí, como yo a ti. A escondidas, o quietos como pisapapeles, mientras que alguien dispara, y yo gritándote en silencio que no me silbes más.
Y muy sofokao, menos que nada pronuncie tres palabras, Hombre mata hombre. Sean bienvenidos, y el loko cuelga de mis parpados, cuando el sapo del cuento me suplica, llévame de aquí. Y ya no estás, desapareciste tú con tus puñales, los cuales clavabas en las paredes del pozo, donde se rompe todo.
Mientras la tierra está sorda, desfilan las sotanas, y yo exclamando, Hasta siempre, Tensi, un grito de libertad hacia los maestros, hacia la querida Matilde Landa, que cayó bajo el infierno de piedra, despidiéndome en la estancia del 22 de mayo, en una carta llena de pétalos, corriendo con suelas de alpargatas. Mientras que en las casas viejas llegan los cuervos, alguien me dijo cierra los ojos a las 7 de la tarde, ya que el agua se queda estancada, por una lagrima en el suelo.
Ya acabo con el cuento, con canciones de Barricada P'enredarte, para dar las gracias a Boni, por todo el legado que nos dejaste. Este es mi punto de vista, y espero que el aguardiente no me haga cambiarlo, pues sería un eclipse mental, que ni el mejor de muelle, pueda afrontar el invierno, ni en lo más pequeño, contando hasta diez. Es solo un imán, pero es la balanza la que trae los remiendos. Ahora solo queda rugir y morder, y veras como esas flechas cardinales te harán imborrable en el tiempo.