Revista Salud y Bienestar
A pesar de lo que digan a veces algunos médicos, siempre queda algo para hacer. Esa es la enseñanza que me llevo hoy del hospital.
Hay en mi sala dos ancianos cuya conciencia no está en este mundo desde hace tiempo. La unica comunicación en la que participan es la de hacernos saber su agonia. Gritos sin sentido, llantos lastimeros, dolor que parece sacado de una historia y no de la realidad. El fuerte olor de la sala producto de su incontinencia es la prueba más subjetiva de su sufrimiento.
El analisis objetivo de su situación da la pauta de su condición terminal, que lamentablemente es agónica (aunque para uno es más dificil asumirlo en un paciente en estado normal). En el mejor de los casos, aplicando todo el poder de la medicina actual solo obtendriamos el resultado que vemos ahora, no hay mejoria posible.
Cualquiera diria "No queda algo por hacer". Si su corazón para, será la muerte y se la aceptara. ¿Pero eso es dejarlo morir? ¿Es lo último que queda ver su muerte? ¿Dejarlos sufrir es necesario?
Nos ocupamos ponerle antibióticos, de cuidar su coagulación, su medio interno aunque no se les hará nada invasivo, no es menester prolongar ese estado. Yo me pregunto quien toma esa decisión, aunque nos parece incuestionable no debe ser facil tomarla solo: es el control mas supremo que se puede ejercer. Pero eso no es suficiente, siempre se podrá calmar su dolor, sacarlos de la realidad, acompañarlos en esa hora oscura, o apoyar a un familiar. Siempre hay algo para hacer...