Revista Opinión
Desde junio de 2011, cuando se produjera el traspaso de poderes, el presidente de Cantabria es Ignacio Diego, del Partido Popular (PP), y dejó de serlo Miguel Ángel Revilla, del Partido Regionalista de Cantabria (PRC). Las elecciones autonómicas y municipales celebradas el 22 de mayo anterior otorgaron la victoria al PP, sucediendo a la coalición PSOE-PRC en el Gobierno.Revilla, que tuvo que dar un paso a un lado bajo el imperio de los votos, es un personaje muy conocido no sólo en su Comunidad, que defiende y ensalza por donde quiera que va –doy fe de que no le faltan argumentos- sino en el resto de España, gracias a sus repetidas apariciones en los medios de comunicación. Afable y cercano, el ex presidente, ahora en la oposición, se mueve como pez en el agua por los estudios de radio y los platós de televisión, lo que también le ha ocasionado críticas en la región montañesa. No deja indiferente, eso es palpable. Habla como es, un hombre sin tapujos, y dice lo que siente, que no siempre es lo políticamente correcto.Tras un periodo de silencio, ha vuelto con fuerza a los Medios. Analiza, comenta, critica, debate y se irrita con la corrupción. Además, ha irrumpido también en las redes sociales, donde deja comentarios jugosos.Además de político, también es seguidor del Racing y presume de ello. Acude a los partidos del equipo en El Sardinero con la bufanda verdiblanca al cuello y se fuma al menos un puro durante los 90 minutos. Hasta ahora, su butaca estaba en el palco, junto al presidente del equipo rival y el máximo dirigente del Racing. Durante un tiempo, no mucho afortunadamente, también compartió espacio con Ali Syed, el empresario indio que comprara las acciones del club, ahora en paradero desconocido. Incluso hay imágenes de ambos abrazados celebrando algún gol del conjunto cántabro. A la vista de los acontecimientos, los gestos estentóreos del asiático son un nefasto recuerdo.Revilla también acudía al Bernabéu para ver a su equipo. Según confiesa, la única salida fuera de Cantabria. Allí, en el coliseo blanco, renunciaba a sentarse en el palco de invitados y optaba por la grada alta, con los seguidores racinguistas, donde también era perseguido por los focos mediáticos. Y disfrutaba, aunque con reparos, porque el Racing siempre suele perder en el feudo madridista.El descenso a Segunda del club cántabro ha dejado en segundo plano muchas cosas, entre ellas la presencia del ex presidente. Soplan malos vientos en la entidad santanderina, sumida en un montón de problemas y en riesgo de disolución de producirse otro descenso. El pasado 23 de febrero se inició el año del Centenario del Racing. Un acontecimiento que alegra a los racinguistas de verdad, como pueda ser Revilla, pero enmarcado en un panorama gris oscuro. El regreso, al menos a mí me lo parece, del político cántabro al escaparate mediático, al menos servirá para animar el cotarro. Y es que siempre nos quedará Revilla, un forofo del Racing, que no se muerde la lengua. Sus críticos también se relamen.