Hace algún tiempo Busiek era el rey. Como sabéis (o podéis imaginar) era una época diferente. Tanto Marvel como el público eran diferentes. El cénit de su reinado fue esta maxiserie que creo que es su magna opus. Es el cómic que él deseaba escribir. El que nació para escribir. Por ello huele a cerrado, a logia secreta, ya que es un cómic absolutamente endogámico que, aunque se puede entender sin problemas, por lo menos la línea argumental principal, no engancha a quien no esté en la onda. Escribir pensando que el público era tan friki como él, que necesitaba aclarar puntos oscuros de la continuidad y que profesaba la misma adoración a los personajes y a los comics clásicos es un error de Busiek que lastra Siempre Vengadores. Por eso resulta demasiado flipado y, por tanto, es difícil interesarse por él. Algo que, tal vez, un dibujante mejor que Pacheco podría haber compensado, pero también es que Busiek es un buen profesional y ya.
Paradójicamente, a pesar de ser una especie de Thomas, funciona mejor con material personal o nuevo. Cuando Busiek se pone a los mandos de una colección mainstream se vuelve rápidamente aburrido porque cuenta historias ya contadas. En sus guiones no hay nada fresco u original porque esta demasiado enamorado de la continuidad y de la época clásica. Por eso, aunque es un escritor decente y solvente, pronto resulta frío, aburrido y trasnochado, lo cual anula las pocas virtudes que tiene. Aquí no le da tiempo de aburrir porque sólo son 12 nº, pero, a pesar de seguir el libro de instrucciones al pie de la letra, no le sale la historia tan épica y fantástica como les salía a los autores de antaño. Ese es el problema de Busiek, el no ser capaz ni de ser moderno ni de estar a la altura de los guionistas que le precedieron. Eso se ve más que en los argumentos, en su manera de escribir, que esta bastante pasada.
Siempre Vengadores es una obra bastante ciclópea. Bastante ambiciosa porque quiere arreglar la continuidad de los Vengadores y para ello saca muchos pjs, muchos acontecimientos pasados, mucha mitología marveliana. Por eso el cómic resulta denso y a veces documental (los nº 8 y 9 estan dedicados íntegramente a relatarnos el pasado Marvel). Por eso a mi me recuerda un poco al Silmarillion. El desarrollo del argumento no está mal y tiene buenos momentos como el principio o los vengatas de los 50 (no en vano con el tiempo dieron lugar a los Agentes de Atlas), el problema es que esta muy recargado, la mayoría de los personajes apenas son tocados, así que uno se pregunta para qué utiliza tantos, se va por las ramas muy a menudo, para los acontecimientos demasiadas veces para explicar cosas, se atasca a la mitad (la trama del Far West me parece muy larga, muy poco interesante y demasiado trasnochada) y tanto el final y el epílogo son demasiado largos y, por eso, anticlimáticos. Pero todas estas cosas tampoco son grandes fallos, los problemas son que es algo ya visto y la proverbial incapacidad de Busiek para insuflar chispa, vida y emoción a lo que cuenta. Por eso es incapaz de maravillar con la historia o darle épica. Por otro lado, el conflicto es una ida de olla y por lo tanto es difícil conectar con él. El que miles de líneas temporales marvelitas (todas desconocidas) estén en juego no es algo que preocupe en exceso. Funcionó en Crisis en Tierras Infinitas porque tenían identidad, no eran quimeras. Lo mismo el destino de la humanidad en el Universo Marvel. Tampoco es que Inmortus (que necesita urgentemente un rediseño) o los Guardianes Temporales acojonen mucho. Por eso, la victoria de los Vengatas, previsible desde el principio, no tiene impacto, no esta claro lo que ganan, por eso es contraproducente que los vencedores se integren en su vida como si nada. Así pues, Busiek lo más que hizo es un notable ejercicio de enciclopedismo y un loable intento de desbrozar la continuidad, pero en lo importante, en contar una historia, falló y por eso le salió algo poco fresco y mediocre.
A mi Pacheco nunca me ha gustado. No lo considero un mal dibujante pero no veo en sus dibujos lo que mucha gente ve. Su mezcla de clasicismo con la hipermusculosidad de los 90 no me parece que cuaje, su manierismo me parece ridículo (esas poses tan rebuscadas) y creo que, aunque es muy loable su intento de ir más allá de los convencionalismo, no tiene capacidad para ello porque no maneja lo suficientemente bien la anatomía. Así, su torpeza en dibujar manos y rodillas y su incomprensible empeño por la angulosidad anatómica (piernas y brazos raros por la romboidad de los músculos) echa por tierra todo sus buenos propósitos. Lo cual quiere decir que en vez de transmitir lo que quiere, transmite torpeza o imprecisión. Estos fallos están muy presentes en este maxiserie porque aún estaba verde. Lo compensó en cierta forma con detallismo, con mucho trabajo en cada página. Pero no sirvió de mucho porque su narrativa es pesada y poco espectacular. Quizás es culpa de Busiek, ya que el principal problema es que hay mucha viñeta por página. Pero también es que, en general, estan muy trabajadas, de forma que el dibujo no aporta la ligereza que precisaba un guión tan denso y enciclopédico y que Pacheco flipa demasiado consigo mismo, por lo que se pasa con los pin ups, resintiéndose, con ello, la narrativa. De esta forma el trabajo de Pacheco no tiene la garra necesaria para dar dinamismo y emoción al guión. Aunque hay que reconocer que sus diseños de los ejércitos vengadores se salen. Por último, no sería justo obviar que el color tiene parte de culpa en el fallido aspecto visual de Siempre Vengadores. Como es demasiado ramplón, demasiado mediocre, demasiado gris, demasiado funcional, ni da vistosidad a Pacheco ni facilita la lectura haciéndola más legible diferenciando las viñetas.
Así pues Siempre Vengadores no es un mal cómic. Sus autores lo hicieron con amor y con ganas de hacerlo lo mejor posible y por eso destacó, pero le ha jugado una mala pasada el tiempo. Ha envejecido bastante, mucho más que cómics coetáneos o incluso anteriores. En algunos aspectos llegaba demasiado tarde y en otros demasiado pronto. Y eso hace que hoy tan sólo sea un cómic mediocre. Entretenido, a pesar de que a veces es plúmbeo, pero muy difícil de digerir para el lector medio actual de Marvel. No sólo por apelar demasiado a un pasado bastante trasnochado, si no también por un aspecto poco espectacular, no tanto por el dibujo de Pacheco, sino por el resultado final que no invita a leer al ser confuso y tristón por un color mediocre y demasiadas viñetas. Por tanto no extraña que al final Panini lo haya pubicado en pequeñito.