Reflexiones al pie de un pino en la SIERRA DE ALMENARA
No me lamento.
Algunos días me miro en el espejo y parece que veo despojos de mi mismo y de las miserias que han cosido mi existencia a esta desolada piedra fría que es el vivir entre los humanos y los vegetales, entre las aves y los minerales.
¿La melancolía será el aliento de mí caminar como si tuviera que huir de las miradas y los abrazos igual que un gamo asustado ente el ruido de los cazadores en una tarde de niebla o como un rayado jabalí que corre entre las rocas frías perseguido por mortales enemigos?
Me levanto y respiro.
¡Por Dios, aún tengo conciencia! No seré temeroso porque mantengo la dignidad de un árbol vital enhiesto entre la nevada y las cumbres de las montañas. Conservo aún el corazón cálido capaz de transformar la ventisca y la nieve en savia de vida retoñada en la primavera que duerme ahora entre el huracán y la tormenta.
El corazón y la sangre que heredé de mis antepasados para caminar siempre y construir una tierra de libertad y de PAZ, de fraternidad y de justicia. El aliento que brota de mis entrañas y busca calentar esta tierra solitaria donde se olvida demasiado la solidaridad. ¡Aún tengo conciencia, por Dios!
Me levanto y respiro.
Javier Agra.