La Alberca se encuentra ubicada en la Sierra de Francia (Salamanca). Ésta zona está a poco más de una hora de la capital y tiene bastantes atractivos turísticos.
La Alberca es uno de ellos, conocido por estar en muchas listas de “Pueblos más bonitos de España”, aunque para nosotros, sus vecinos, como Mogarraz (del que os hablamos hace tiempo y sobre el que hemos actualizado las fotos tras nuestra última visita) y Miranda del Castañar también están llenos de encanto, por ejemplo.
Al llegar a la Alberca nos encontramos ante un pueblo serrano declarado Monumento Histórico Artístico ya que conserva el entramado arquitectónico popular de la zona. Es justamente eso lo que le hace tener un encanto particular.
Las estrechas callejuelas en las que crecen las casas típicas, caracterizadas por su entramado de madera, alzadas sobre lo que sería una primera planta, que durante muchos años estaba habitada por establos, el acabado de las fachadas, los balcones, generan un conjunto de gran belleza.
La primera vez que fuimos a la Alberca lo hicimos en Semana Santa. Aquello fue un auténtico drama. No pudimos disfrutar nada de la belleza de este pueblo porque prácticamente no se podía andar por las calles. Debimos estar menos de una hora en su interior. En cambio, el año pasado nos tomamos un fin de semana de febrero y nos acercamos de nuevo. Entonces todo cambió…
A primera hora de la mañana nos sumergimos por esas calles de las que os hablamos, con el primer sol de la mañana colándose por las estrechas calles llenándolo todo de contrastes de luz que, si bien para las fotos no son lo mejor, para el paseo eran agradables.
La Plaza Mayor de la Alberca, que en nuestra primera visita pasó totalmente desapercibida para nosotros, aquel día nos pareció muy bonita. Sus soportales sobre los que se levantan las casas con los travesaños oscuros, los balcones y en el centro, un crucero del s. XVI.
Tras la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia, al lado de ella, la escultura más famosa de toda la localidad, el cerdo de San Antón.
Una de las tradiciones de esta villa está vinculada al cerdo de San Antón. Estamos convencidos de que lo habréis escuchado anteriormente, porque cada año suele salir en algún medio a mediados de enero. Y es que, en la Alberca, cada 13 de junio (San Antonio de Padua) se bendice a un cerdo y se deja suelto por el pueblo. Los vecinos se encargan de cuidarlo hasta el 17 de enero, fecha en la que se celebra San Antón. El 17 de enero, el cerdo (ya crecidito y bien alimentado) es rifado entre los vecinos de pueblo, dedicando el dinero obtenido para fines sociales. Por lo que hemos leído, si te toca el cerdo, se puede elegir entre quedártelo o canjearlo por el peso correspondiente en embutidos ya elaborados.
Pero, a parte de mantener sus tradicionales casas y su cerdo de San Antón, en La Alberca hay otra tradición que sigue viva, la de “La Esquila de las Animas”. Parece ser que muchos años atrás las mujeres salían a rezar a los difuntos que se encontraban en el purgatorio. Un día, una de las mujeres no salió, por caer una intensa nevada en el pueblo y tuvo un final trágico. Esto depende de quién cuente la leyenda se dice que murió, o que no salió porque murió, o no murió, pero lo cierto es que aquel dia, en la versión que sea, la “esquila” (una especie de cencerro o campana pequeña) sonó sin que ella la tocará. Lo cual fue interpretado como que no se podía dejar de rezar a las ánimas. De este hecho deriva el que actualmente la tradición se siga manteniendo.
Tenemos informaciones algo confusas sobre el tema, hay donde dicen que las mujeres (la moza de las ánimas más dos acompañantes o bien 12 mujeres) salen cada día y los viernes rezan una oración en la pared de la iglesia. Otros dicen que ocurre los viernes. El caso es que si algún habitante de la Alberca o pueblos vecinos, nos puede ilustrar con la frecuencia que se produce esto, estaremos realmente agradecidos.
Alberca y tradición, son dos palabras que van unidas.
A casi 14 km de la Alberca podéis acercaros a la Peña de Francia (en el Parque Natural de las Batuecas), un lugar magnífico al que se puede acceder en coche y que ofrece unas vistas espectaculares sobre el entorno. En la parte más alta encontraréis un pequeño santuario.
El motivo por el que a esta zona se le llama “Sierra de Francia” es consecuencia de pobladores que llegaron a la zona tras la expulsión árabe, en el s. XI. Provenían de zona francesa y se asentaron en éste espacio. De ahí, que haya perdurado este nombre a lo largo de la Historia.
Lo cierto es que en la Sierra de Francia se puede disfrutar de un montón de rincones sin grandes pretensiones pero con bastante encanto. Si te gusta el turismo rural, en esta zona puedes pasar un fin de semana, o unos días llenos de buenas experiencias. Se come bien, el entorno es muy agradable y hay pueblos muy pintorescos.
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